VÍCTOR ALVARADO
Veinticinco años antes de la fundación
de la República Popular China, los líderes chinos fueron aleccionados
por secretario de Cáceres, sobre las claves militares de la resistencia
en la Breña.
La gesta de
resistencia nacional a la invasión militar chilena liderada entre 1879 y
1883 por el general Andrés Avelino Cáceres tiene la connotación
histórica de ser la precursora de la guerra de guerrillas, calificada
por algunos estudios como “guerra asimétrica”, que fue utilizada
exitosamente como método de liberación nacional de muchos países, entre
ellos Yugoslavia, Argelia, Cuba Vietnam y China, en particular este
último que lo empleó 50 años después de su creación en la Breña.
Si la
metodología de guerra irregular lanzada por Cáceres contra los invasores
no consiguió llegar a la victoria total, y la de los chinos fue
coronada con la expulsión de los invasores japoneses, se debió al clima
de desunión nacional existente en el Perú, acicateada por las clases
acomodadas y ejecutada por oficiales militares traidores, que
prefirieron apoyar al invasor para cuidar sus intereses económicos,
antes que facilitar los recursos necesarios para llevar la guerra hasta
la expulsión de los invasores.El historiador
Emilio Luna Vegas, magistralmente, lo ha relievado en su libro:
“Cáceres, genio militar”, al describir el desprendimiento que mostraron
Mao Tse Tung, líder del partido comunista chino y el general Chiang Kay
Shek, líder del llamado nacionalismo (Kuo Ming Tan), que sostenían una
guerra civil interna e hicieron una tregua para combatir juntos a la
potencia invasora, en aras de los supremos intereses de la nación china.Esto es lo que
no ocurrió aquí, porque las clases acomodadas, como el propio Cáceres lo
reconoció en sus memorias, mediante su instrumento político más
connotado, Nicolás de Piérola, y sus ejecutores militares más visibles:
Miguel Iglesias, Arnaldo Panizo, Manuel Vento, Lizandro Montero, y
Belisario Suárez, entre otros, hicieron todo lo posible para que la
gesta de la Breña, liderada por Cáceres, terminase en el fracaso.Cáceres expresa
en sus memorias (pgs. 251 y 252): “Poseo la firme convicción que de
haber encontrado la campaña de la resistencia apoyo decisivo y unánime
de todos los sectores del país, especialmente de la clase acomodada, el
invasor se hubiera visto compelido a renunciar a sus pretensiones”.
Luego, subraya:
“Lo cual explica el apresuramiento de la política chilena de llegar
cuanto antes a la conclusión de la paz, impidiendo así el desarrollo de
la resistencia armada, que habría conducido a una paz que por cierto, no
habría sido jamás, nunca, la de Ancón”.La tregua
acordada por Mao y Chiang fue respetada escrupulosamente en el lapso de
1938- 1945 que duró la lucha contra los japoneses, coronada finalmente
con la derrota de los invasores en la II Guerra Mundial, lo que facilitó
el empujón final de los intrusos del territorio chino.Inmediatamente
después, los rivales pusieron fin a su alianza circunstancial y
reanudaron la guerra civil, los nacionalistas con el apoyo de los EEUU, a
través del llamado Plan Marshall, que los proveyó de armamento moderno y
dinero a raudales, y los comunistas con el apoyo, más en el papel que
en los hechos, de la entonces Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas
(URSS).Expuesta así la
situación de los dos rivales, el triunfo debió haber sido favorable para
los nacionalistas, pero ocurrió lo contrario, el partido comunista
chino se impuso a los nacionalistas y los obligó a retirarse hasta la
isla de Formosa (Hoy Taiwan), gracias a la metodología de guerra
irregular, de las mismas características que 50 años aplicó Cáceres
contra los invasores chilenos.Como lo recuerda
Emilio Luna Vegas, Mao en su libro “La estrategia de la guerra
revolucionaria en China” , publicado en 1936, cincuenta y tres años
después de la experiencia de la Breña, Mao enfrentó a un enemigo mucho
más poderoso militarmente con fórmulas políticas y militares
diametralmente opuestas a las tradicionales que empleaba el Kuo Ming
Tan.
Durante los cuatro años de guerra con Chiang Kay Shek, entre 1945, en que se produjo la expulsión japonesa y 1948 en que Mao declaró la fundación de la República Popular China, el ejército popular chino en lo político consiguió el respaldo de las clases medias, obrera y campesina y demostró constancia en su intransigencia por la justicia social; y en lo militar, impuso exitosamente su novedosa táctica y estrategia militar de guerra irregular.
Durante los cuatro años de guerra con Chiang Kay Shek, entre 1945, en que se produjo la expulsión japonesa y 1948 en que Mao declaró la fundación de la República Popular China, el ejército popular chino en lo político consiguió el respaldo de las clases medias, obrera y campesina y demostró constancia en su intransigencia por la justicia social; y en lo militar, impuso exitosamente su novedosa táctica y estrategia militar de guerra irregular.
Sus
planteamientos políticos por más justos que hayan sido no habrían tenido
éxito de no haber mediado la exitosa estrategia militar y esta
básicamente consistió en “desgastar al enemigo, disminuir su energía
rehuyendo las grandes batallas, pero hostigándolo en todas partes y
conservando el ímpetu combativo de las fuerzas revolucionarias”.Luego
explicitaba: “Defender para atacar, retroceder a fin de avanzar, tomar
una posición de flanco a fin de crear una de frente y avanzar en zigzag a
fin de ir directamente; he allí los fenómenos inevitables del
desarrollo de todo acontecimiento o de todo negocio”.Cincuenta años
antes, Cáceres había delineado estos principios en la guerra de
resistencia de la Breña, conforme lo enuncia en sus Memorias, editadas
en 1924: “A raíz del desastre de Miraflores, surgió en mí internarme en
la sierra y continuar la resistencia contra el invasor (…) pues pensaba
que era factible una resistencia pertinaz que obligaría al enemigo a
malgastar sus energías y a moderar sus ambiciones, teniéndolo a raya en
la costa que ya ocupaba”.Luego,
explicaba: “Mi propósito consistía, pues, esencialmente, en desgastar y
agotar paulatinamente al invasor en las serranías del centro, mediante
una defensa móvil y activa que iría desarrollando las condiciones
favorables para la reacción ofensiva. (…) . Tenía en mente, combinar la
resistencia con el contraataque, ejecutado cuando y donde lo indicasen
las perspectivas del buen éxito”.La pregunta que
reiteradamente se han hecho los estudiosos es si Mao Tse Tung, el
conductor de la revolución china que triunfó el primero de octubre de
1949, conoció anticipadamente las propuestas militares del general
Cáceres para enfrentarse a un invasor bélicamente superior.Si bien es
cierto nunca hubo un reconocimiento expreso en ese sentido, existen
referencias de que sí hubo un encuentro entre las ideas la revolución
china y las de la resistencia de la Breña.
El analista, Alberto Bolívar, menciona al respecto unas declaraciones de Ernesto More, dadas a conocer por César Lévano en su crónica “Rebeliones Relámpago” (Caretas, 2 de noviembre del 2000) por las que da cuenta de un testimonio del comandante Julio César Guerrero, secretario personal de Cáceres, comentarista de sus “Memorias” y a su vez autor de “1879-1883- La guerra de las ocasiones perdidas” (Lima: Editorial Milla Batres, 1975), en las que confirma ese encuentro.More relató en esa entrevista que en los años 20, veintiocho años antes del triunfo de la revolución china, el comandante Guerrero aleccionó en alemán a unos estudiantes chinos sobre la experiencia de Cáceres en la Breña, entre los que estaban Chu-teh, fundador del ejército rojo chino, y Chou En-Lai, el teórico que dominaba varios idiomas occidentales. Huelgan más comentarios.
El analista, Alberto Bolívar, menciona al respecto unas declaraciones de Ernesto More, dadas a conocer por César Lévano en su crónica “Rebeliones Relámpago” (Caretas, 2 de noviembre del 2000) por las que da cuenta de un testimonio del comandante Julio César Guerrero, secretario personal de Cáceres, comentarista de sus “Memorias” y a su vez autor de “1879-1883- La guerra de las ocasiones perdidas” (Lima: Editorial Milla Batres, 1975), en las que confirma ese encuentro.More relató en esa entrevista que en los años 20, veintiocho años antes del triunfo de la revolución china, el comandante Guerrero aleccionó en alemán a unos estudiantes chinos sobre la experiencia de Cáceres en la Breña, entre los que estaban Chu-teh, fundador del ejército rojo chino, y Chou En-Lai, el teórico que dominaba varios idiomas occidentales. Huelgan más comentarios.
thank you
ResponderEliminarninguna pagina me dada la respuesta
XD