J. GERMÁN PARRA HERRERA
Las alternativas eran: retirarse o defender sin retroceder. La decisión colegiada fue “Morir por la Patria”. No había alguna posibilidad de éxito, solo salvar el honor nacional: ¡Muertos pero no rendidos! Se prepararon para el holocausto. Bolognesi, a pesar de todas las dificultades, tuvo tiempo para pensar en sus hijos. El teniente Enrique Bolognesi formaba parte de la fuerza en Tacna y participó en la batalla. El Coronel Bolognesi le escribió una carta y le remitió diez soles y un par de zapatos. Este hecho revela la personalidad del Coronel Bolognesi y la situación de inopia de nuestro Ejército. ¿Quiénes fueron responsables de esta situación? ¿Cómo estamos ahora? El 04 de junio de 1880, Bolognesi formuló el análisis de la situación de la Guarnición de Arica, solicitando apoyo logístico. No hubo respuesta. Chocano describió la situación: “La tropa hambrienta pero siempre erguida, no implora una limosna de su suerte; es una avanzada de la vida que presenta sus armas a la muerte”.
El 05 de junio se hizo presente el Mayor del Ejército chileno, José de la Cruz Salvo en calidad de parlamentario, enviado por el General Baquedano, jefe de las fuerzas chilenas. Su misión era ofrecer la rendición “con todos los honores”, para evitar derramamiento de sangre. Bolognesi practicó un liderazgo horizontal, reunió su Estado Mayor compuesto de 15 oficiales, les informó de la propuesta. Después de deliberar, ninguno aceptó la rendición. En presencia de todos le respondió al Mayor Salvo: “Tengo deberes sagrados que cumplir y los cumpliré quemando el último cartucho”. La frase retumbó como un latigazo en la habitación. Las gargantas enmudecieron y el corazón se agitó. La frase humilló la arrogancia del enemigo. Bolognesi y los suyos son los héroes más homenajeados, pero nunca será suficiente. Tengo el temor que la opinión pública comprometida todavía con los afanes electorales, se olviden del homenaje que debemos a Bolognesi y los suyos, que son nuestros. El 07 junio a las 06.30 a.m. empezó el bombardeo y ataque a la guarnición de Arica. Terminó tres horas después. Las bajas peruanas fueron 1,000 muchos muertos en combate y otros muchos repasados. Los chilenos tuvieron 474 muertos. El prestigio de Bolognesi dio vueltas al mundo. Se informó de la opinión del Zar II de Rusia: “Con un Bolognesi, Puerto Arturo no se habría perdido”. Bolognesi es la síntesis de la dignidad y el heroísmo peruano, es Patrono del Ejército, es el Paradigma del militar. Cuando se declaró la Guerra, Bolognesi estaba en situación de “Indefinido” o en términos actuales, en el retiro, con una pensión miserable, pero ningún resentimiento impidió que se reincorpore al Ejército para defender al Perú y resultó el héroe más prestigiado en el mundo. Basadre, dijo de él: “Vivió sin mancharse con el lodo de las guerras civiles ni con el lodo de las riquezas dilapidarías. Los peruanos conocemos, por la Historia, que Bolognesi vivió en el ambiente de corrupción y revueltas militares y que los políticos dilapidaron las riquezas del Guano y otros; sin embargo, Bolognesi vivió limpio en medio de su austeridad agobiante. Limpio entró a la eternidad con sus dos hijos Enrique y Augusto quienes también murieron por la Patria. Luis Alberto Sánchez al referirse a Bolognesi dijo: “Bolognesi fue como esas aves de plumaje blanco que después de posarse en el pantano, alzan el vuelo con las alas limpias”. ¡Nadie más que Bolognesi! ¡Bolognesi llevó al Perú en sus entrañas! “Si la voluntad desafía al miedo, si el honor se mofa del humillante encuentro con la muerte, entonces el hombre llega al heroísmo”. El cadáver de Bolognesi llegó al Callao en la cañonera Lima. El Arzobispo Juan Ambrosio Huertas tuvo a su cargo las exequias. Sus palabras hicieron recordar las de Bartolomé Herrera cuando celebró la misa ante el cadáver del Presidente del Perú, General Agustín Gamarra: “¿Qué podré yo decir que nos consuele? Hemos vivido abandonados a unos mismos pecados. El espíritu de partido ha venido a sustituir al amor a la Patria. El hábito de no obedecer a las leyes y a las autoridades se ha arraigado entre nosotros. Pidamos a Dios que aceptando el sacrificio, empiece a brillar, el espíritu de unión entre los hijos del Perú”. Bolognesi: gigante amado y Patrono del Ejército: que tu espíritu nunca descanse.
Que todo homenaje sirva para demostrar que hemos aprendido la lección: Nunca más descuido de la Defensa Nacional, suprimir de la política las frases: Aquí no pasa nada, Dios es peruano! ¡Que el heroísmo de Arica nos obligue a los peruanos a reemplazar el espíritu de facción por el espíritu de Nación!