Todas nuestras instituciones armadas han tenido bajas en combate, en estos últimos meses recordemos cómo los pilotos de helicópteros y soldados han sido aniquilados por los terroristas en el VRAE y nuestros policías asesinados vilmente en Bagua. Nuestros soldados, marinos, submarinistas y nuestros pilotos de combate también están en “zonas de peligro o condiciones difíciles” y arriesgan sus vidas patrullando y vigilando constantemente nuestras fronteras. En cuanto a modificar el régimen pensionario, ¿acaso no convendría recordar nuevamente al Ejecutivo lo siguiente?: 1. El personal en situación de retiro dio su cuota de sacrificio en su momento, cuando estuvo en situación de actividad. Muchos de ellos han sido vencedores en Falso Paquisha. Muchos de ellos también combatieron en la Guerra del Cenepa, en inferioridad de equipamiento, entre otros motivos –y citamos el libro “Pájaros de alto vuelo”, de Carlos Malpica, – por la venta, bajo oscuras condiciones, de doce (12) aviones Mirage 2000 y todo su armamento. Dicha venta fue anunciada por el Presidente García al tomar el mando en su primer gobierno el año 1985. 2. El personal que se encuentra en retiro actualmente, también es aquél que peleó y GANÓ en la lucha contra el terrorismo en los momentos más duros de la demencial arremetida del senderismo entre 1980 y 1995. 3. Por otro lado, es indudable que el personal militar y policial que sufrió mutilaciones y las viudas de aquellos que resultaron muertos en combate, ahora también pensionistas, requieren de una atención de parte del Estado en agradecimiento a su enorme sacrificio.
Señores Congresistas, ¿Por qué el sistema de pensiones debe funcionar como lo establece la ley 19846 y no a través de una AFP, tal como lo propuso en diferentes ocasiones la ministra de Economía? En primer lugar, la Tasa de Siniestralidad para el caso de personal de las fuerzas del orden se encuentra, en el último quinquenio, en una cifra de alrededor del 27%. Esa tasa de siniestralidad es producto de la naturaleza de las operaciones militares y policiales, un régimen y modalidad de trabajo diferente a otros regímenes públicos o privados.. Con dicha tasa de siniestralidad, ninguna AFP podría sostener un sistema de carácter solidario, es decir, un sistema de reparto y capitalización colectiva como lo es la CPMP y como lo son los sistemas pensionarios del personal militar tanto de los países de la región como de países de otras latitudes, cuyos gobernantes sí entienden el tema. El régimen de pensiones de las FFAA y PNP tiene un carácter solidario. El sistema de AFP’s no es solidario. Funciona a través de una Cuenta de Capitalización Individual (CCI), por lo cual un suboficial u oficial que, en sus primeros grados, sufra un siniestro o muera en acto o con ocasión del servicio, tendría una CCI muy baja que no permitiría cubrir sus requerimientos o los de su familia. Como segundo punto es necesario hacer saber a la opinión pública el porqué de la actual situación caótica de la CPMP; situación que es de conocimiento del Ejecutivo, pero que por falta de decisión o por cálculo político permanece en ese estado: 1. Al comenzar el sistema, en enero del año 1973, la Tasa de Aporte era del 6%, correspondiéndole 3% al miembro aportante y 3% al Estado. Esta tasa debía haberse actualizado conforme iba ingresando más personal al sistema y de acuerdo a estudios actuariales que debían formularse cada cinco (05) años. 2. En el año 1979, y después del estudio actuarial respectivo, se incrementó la tasa de aporte al 12%, correspondiéndole 6% al aportante y 6% al Estado. A partir de ese año comenzaron los problemas, pues el aporte correspondiente del Estado dejó de pagarse por inexplicables razones (o por desidia o indiferencia de los sucesivos gobiernos). 3. A la fecha, la tasa de aporte debería estar (de acuerdo a cálculos actuariales) en el orden del 27 al 30%, lo cual no es novedad, pues diferentes países de la región tienen su sistema previsional militar en porcentajes similares, sino veamos: a. En Argentina, la tasa de aporte asciende a 36%, correspondiéndole 11% al miembro aportante y 25% al Estado. b. En Colombia, la tasa de aporte asciende a 27%, correspondiéndole 8% al miembro aportante y 19% al Estado. c. En Venezuela, la tasa de aporte asciende a 30%, correspondiéndole 5% al miembro aportante y 25% al Estado. Pero como usted puede decir que en Venezuela existe un gobierno cuasi militarizado, entonces le presentamos a continuación el enfoque de Chile. d. En Chile, la tasa de aporte asciende a 26%, correspondiéndole 7% al miembro aportante y 19% al Estado. A esta situación debe agregarse que, sólo en el presente año, el gobierno chileno aumentó los salarios del personal de sus Fuerzas Armadas y carabineros hasta en un 12,7% adicional. Los gobernantes Chilenos son estadistas que consideran que sus Fuerzas Armadas son un seguro para su supervivencia como Estado y para proteger sus inversiones en el Perú y en otras latitudes. Es bueno saber que el incumplimiento del aporte estatal que le corresponde según ley, ha causado que, al mes de enero del 2010, la deuda del Estado con la Caja ascienda a la suma de MIL TRESCIENTOS MILLONES CUATROCIENTOS CINCUENTA Y TRES MIL NUEVOS SOLES (S/.1,300´453,000.00), según datos de la Gerencia de Pensiones de la CPMP). Existe un principio constitucional que dice que pueden expedirse leyes especiales porque así lo exige la naturaleza de las cosas, pero no por razón de la diferencia de personas. Los miembros de las FFAA y PNP que ahora están en situación de retiro, son los mismos que en los peores años del terrorismo estuvieron combatiendo en el campo. Son los mismos que combatieron en Paquisha y en el Alto Cenepa. Aquellos que no tuvieron la “suerte” de perder una pierna, un brazo, un ojo (o ambos), o los que no murieron en combate, ¿deben ser ignorados acaso? ¿Se trata de un castigo para aquellos que, ganando una guerra, regresaron a casa ilesos? Nosotros no lo hemos olvidado.
El Congreso no debe olvidarlo. El país no debe olvidarlo. Señores Congresistas, esperamos que ustedes reflexionen sobre estos temas que afectarán en el corto, mediano y largo plazo a la Defensa Nacional. No seamos ingratos ni mezquinos con quienes han permitido que la democracia permanezca como sistema de gobierno. El Presidente García en su mensaje a la Nación el 28 de julio de 2007 manifestó: “En la paz se dice que el ciudadano se olvida de Dios y vitupera al soldado; en la guerra invoca a Dios y llama al soldado”. Y eso es justamente lo que ustedes señores congresistas deberán evitar: que se vitupere al soldado, marino, aviador y policía peruanos. Cordialmente.
Fuente : La Razón