Y muera la
inteligencia, parecería ser el grito de guerra de ese Perú cristiano,
occidental, global y aquel otro Perú de origen indígena, olvidado y
pobre que conviven en este rico y bello territorio. Aquellas célebres
palabras del General franquista Jose Millán Astray dichas en otro
contexto, en el medio de la más importante guerra civil de la historia
universal, parecerían haber sido orquestados milimétricamente por las
fuerzas retrógradas del comunismo reciclado peruano.
Estudiosos de la
realidad nacional como Víctor Andrés Belaunde sostenían citando a
Stendahl que “uno solo puede apoyarse en lo que se sostiene”, comentario
que es aplicable ya que sin la más mínima existencia de instituciones
jerárquicas que impongan orden esto se va al carajo.Haya de la Torre
por su parte sostenía que en el Perú primero se debía desarrollar la
conciencia y la cultura de sus sociedades antes de permitirles ser parte
del proceso de decisión nacional. Usaba para esto el simple ejemplo de
un niño en edad escolar primaria, al que nadie le pediría su opinión
sobre el director a nombrar en el colegio o el syllabus a usarse durante
el año.
El concepto de
desarrollo asimétrico para realidades asimétricas es fundamental para
erradicar de una vez por todas ese péndulo eterno entre tiranías y
gobiernos blandengues que hemos vivido los peruanos desde la
independencia y equivale a tomar la decisión dura de aplicar un plan de
desarrollo nacional que beneficie al Bien Común y priorice una
organización jerárquica basada en instituciones representativas, donde
todos, cual Saavedras, Aranas o Huamanes salgan de la noche a la mañana
a querer ser presidentes jalando tras de sí a un séquito de parásitos
locales financiados por ONG´s extranjeras, cuya única intención es
desestabilizar al Perú.
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