Por: Rolando Oscco Solorzano
PODER POLÌTICO: Recuerda pueblo peruano que un 14 de julio de 1902 casi en silencio ocurrió uno de los mas grandes acontecimientos, no solo de Cusco y Perú, sino también del mundo: El Descubrimiento de la Ciudad Inca de Machupicchu, aquel glorioso día nadie imaginó la gran influencia que ejercería sobre los destinos de los cusqueños y peruanos, tampoco nadie imaginó que 9 larguísimos años después, el 24 de julio de 1911 llegaría el primer turista extranjero: un tal Hiran Bingham y que tras él llegarían millones de turistas desde todos los confines del mundo en un impresionante peregrinaje masivo a este Altar Sagrado De La Humanidad, dejando millones de dólares.
El descubridor fue el cuzqueño Agustín Lizárraga, quien en el año de 1902 organizó una expedición conformado por su primo Enrique Palma Ruiz, administrador de la Hacienda Collpani; por el mayoral de la misma, Gabino Sánchez y su peón Toribio Recharte impulsado por el secular afán de conocer lo desconocido y buscar nuevas tierras para la agricultura. Subió por el cañón y en la cima encontró colgada la ciudad inca de Machupicchu, recorrió todos sus recintos, tomó conciencia de que había encontrado un lugar excepcional, por lo que decide dejar para la posteridad una certificación de su hallazgo: una inscripción en el Templo de Las Tres Ventanas, que decía Agustín Lizárraga 14 de julio – 1902, que 9 años mas tarde la encontró, consignó, reportó y publicó el mismísimo H. Bingham. Agustín Lizárraga al año siguiente hace plantaciones de maíz, verduras en sus terrazas principales dejando a su peón Toribio Recharte y familia, 4 años después envía a otro: Anacleto Álvarez y familia para hacerle compañía. En 1904 realiza el 1er viaje turístico con los miembros de la familia Ochoa de Collpani y sus trabajadores, años después llega Bingham y desde aquí la historia ya es harto conocida…Esta versión fue ampliamente conocida por intelectuales cusqueños y defendida ardorosamente por el Presidente de la Delegación Peruana ante Yale, primer investigador peruano de Machupicchu, y gran Alcalde de la ciudad del Cusco José Gabriel Cosio.
Sin embargo esta verdad del descubrimiento de Machupicchu fue aplastada por el apabullante marketing que le hicieron a Bingham todos los medios de comunicación al punto que la revista Nacional Geographic publicó una versión acomodada y unilateral, que quedó como una verdad universal. Después de esto para Bingham se tacaron todas las fanfarrias, donde se perdió toda objetividad y en el calor de los fuegos artificiales se evaporó la verdad, en esas condiciones le añadieron la versión del “descubrimiento científico”, olvidándose del verdadero descubridor; en ese sentido las palabras, de hace casi un siglo, del Dr. José Gabriel Cosio en el informe oficial al Gobierno Peruano son encomiables: “Machupicchu descubierta estaba el 14 de julio de 1902 por el señor Agustín Lizárraga y sus vecinos de San Miguel …El señor Lizárraga subía con frecuencia a Machupicchu los años anteriores (a 1911) y no es verdad que el doctor Bingham haya sido el descubridor de Machupicchu, él le ha dado la vida de la fama, su celebridad tenemos que deberla al Doctor Bingham… el tiene el indiscutible mérito en haberlas estudiado”…!qué sabias palabras¡ objetivas y precisas; cabales y justicieras, de todo un gran intelectual decente y elegante…y lejos de cualquier apasionamiento de hoy.
La francesa Simona Waisbarb en su libro “Misterios de Machupicchu” nos dice “Lizárraga fue un profundo conocedor de la zona…le dio a Bingham las mejores perlas”. El fue un joven agricultor mollepatino, explorador empedernido, ágil, perspicaz, lúcido y vivaz “nuestro guía y compañero Lizárraga era un gamo para trepar los lugares mas inaccesibles y un valiente para desafiar todos los obstáculos…” (José Gabriel Cosio), El Sabía leer y escribir perfectamente, no era “indio ignorante” ni un “agricultor analfabeto” tal como lo quieren hacer aparecer ciertos doctores de la Universidad cusqueña.
Alfred Bingham, hijo de Hiran, en su libro “Retrato de un explorador” señala que su padre eliminó toda referencia a Agustín Lizárraga y las fotos, donde, gran parte de la ciudad no estaba cubierta por “la vegetación de los siglos” nunca fueron publicadas por Hiran; demostró cómo su padre fue modificando en sucesivas publicaciones su argumentación para transformase poco a poco en el “descubridor científico” de Machupicchu. Así se amarró la historia del descubrimiento en la conciencia de los peruanos. Hiran Bingham nunca ha sido ni descubridor, ni científico, cambiaron groseramente una visita exploratoria a un descubrimiento científico, que solo se da en las ciencias fundamentales. ¡Que curioso! en su primera salida con guía bilingüe, tour conductor, con el primer policía de turismo del Perú sargento Fabián Carrasco y sin buscar nada, llegó de frente al lugar señalado de antemano. Bingham de la noche a la mañana se convirtió de simple profesor de historia (teacher) a científico y que “científicamente” saqueó los tesoros de Machupicchu. El ha sido un estudioso, investigador, marketeador de Machupicchu y de si mismo. En su primer libro hace referencias a Lizárraga y al saber que éste había fallecido lo ignora después y muerto el descubridor, Bingham ordena destruir la inscripción de Lizárraga del Templo de Las Tres Ventanas y se arroga el descubrimiento de Machupicchu.
En su libro Alfred Bingham cuenta sobre un sensacional hallazgo de excepcional valor para la historia, señala que en la libreta de campo de su padre, de puño y letra Hiran Bingham escribió “Agustín Lizárraga es el descubridor de Machupicchu y él vive en el puente de San Miguel, justo antes de pasar…” y a nosotros los peruanos bien nacidos solo nos queda gritar ¡¡A Confesión de Parte Relevo de Pruebas!!
Hoy, en el 109 aniversario de su descubrimiento y en el Año del Centenario del Nacimiento de José María Arguedas rindamos todos el homenaje eterno a su descubridor cusqueño para ponerlo en el merecido pedestal del Altar Sagrado de la Patria, redimir su hazaña epopéyica y hacer justicia histórica frente a la agresión del actual Gobierno y así rescatar y reivindicar nuestros valores y forjar nuestra identidad nacional.
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