viernes, 5 de agosto de 2011

¡Dejémosle gobernar, esperemos siquiera los 100 días!


HUGO RAMÍREZ CANAVAL Contralmirante ( r )

Felizmente, la gran mayoría de peruanos, no somos comunistas cazurros, ni caviares sinvergüenzas y tampoco los chacanos dolidos por el desprecio, que le están haciendo difícil la vida al Presidente. Pero tampoco, seamos los ingenuos críticos del frente, que hacemos “oposición por oposición”. Una real oposición, tiene que ser más inteligente que los extremistas de ese conglomerado de izquierdas que lo acompañan. Ya lo dije en estas mismas páginas, tenemos un gobierno de izquierda elegido por el voto popular. Nos toca acatar. ¡Dejémosle gobernar! Esperemos siquiera los 100 días…

El 95% de los peruanos somos gente decente, de buenas costumbres, que observamos y respetamos los valores que nos enseñaron nuestros mayores. Todos queremos que nuestra Patria amada avance imparable en su ruta al desarrollo, para que vuelva a ocupar el lugar de privilegio que teníamos en esta parte del mundo, solamente 13 años antes de la invasión propiciada por el poder inglés en 1879. Tenemos un gobierno nuevo, con un Presidente que está dando pruebas de que quiere ir por el centro. No le estamos dando ninguna oportunidad. Lo tenemos acosado desde antes de sentarse en el sillón de Pizarro. Nadie podría gobernar si a las tempranas críticas de la oposición, increíblemente se suman los reclamos y las amenazas de sus aliados, esos a los que nunca debió aceptar que se le cuelen, esos que por su cuenta no hubieran llegado, pero ahora quieren mangonear. Si por ellos fuera, ya tendríamos paredones, como empezaron en Cuba. No nos damos cuenta de que si recibe presiones de dos frentes, va a tener que decidirse por uno de ellos. Cuidado.

Los mayores recordamos cómo, cuando Castro triunfó con su revolución, fue a visitar al Tío Sam para pedir apoyo, y los americanos –torpemente– se lo negaron. Entonces, volteó a donde el oso ruso. Acá en casa, en 1968, cuando la derecha le negó apoyo a Velasco Alvarado, éste tuvo que gobernar con los comunistas, esos jóvenes universitarios muy vivos que se prestaron muy comedidos: ¡Sí mi Teniente, sí mi Coronel! dizque “apoyando” al Gobierno del Pueblo y la Fuerza Armada, y ahora –siempre tan avivados– son los caviares enemigos de “los militares”. Tenemos que entender que el Presidente está bregando fuerte, para dar gusto a todos, y ¡ojalá lo logre! Está navegando en aguas tempestuosas dentro de su alianza, y afuera la tormenta está peor.

Los peruanos que pensamos en la Patria estamos obligados a colaborar. Maduremos un poco. Creo que sin razón le reclamamos por la forma en que juró. Con la mano en el corazón, nadie puede decir que juró por la Constitución del ‘79. Él dijo: “Juro por la Patria, que cumpliré fielmente el cargo de Presidente de la República que me ha confiado la Nación (…) honrando el espíritu y principios de la Constitución de 1979”. No es pues, un improvisado como para cometer el desatino que le quieren achacar. A los que hay que denunciar, es a los matones y malcriados de los vicepresidentes, que juraron abiertamente por esa Constitución.

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