Escribe : Almirante Alfredo Palacios Dongo
El comunista marxista leninista Castillo, en 6 meses de gobierno de continua crisis, ha generado enorme inestabilidad y transgredido en varias instancias, nuestra Constitución, entre las más graves, el despacho paralelo fuera de Palacio en la calle Sarratea (Breña), tráfico de influencias e injerencias en ascensos de las Fuerzas Armadas y Policía Nacional, intervenciones en licitaciones (Puente Tarata en San Martín y Petroperú), y declarar públicamente su propuesta de entregar soberanía marítima a Bolivia mediante un referéndum, lo que colinda con la traición a la patria.
Hace 4 días juramentó su cuarto gabinete de confrontación con Aníbal Torres como premier, su escudero personal, personaje que no generará consensos por agresivo, conflictivo, errático (recordemos que el viceministro de Justicia Andía, al renunciar, nos alertó que Torres es “autoritario, menosprecia el trabajo técnico y maltrata injustificadamente a profesionales de su equipo”), este escenario contradice lo que anunció Castillo: “la conformación de un gabinete más participativo y de ancha base”, contrariamente, continúa eligiendo, con poquísimas excepciones, a ministros cuestionados con reducida capacidad y trayectoria, además sigue copando las instituciones con funcionarios y trabajadores nombrados a dedo, sin meritocracia, y privilegiando a paisanos, amigos y gente del partido, atropellando la institucionalidad, también a asesores en la sombra y a prefectos vinculados a Conare-Movadef, justo para los comicios de octubre.
Podríamos pensar que el comunista Castillo es un especialista en cometer errores, pero no es así, su intención es cambiar la Constitución y para ello busca disolver el Congreso, quiere hacer del Perú una Cuba, Venezuela o Nicaragua, por eso evita tachar como dictaduras a estos países, la designación de Torres como premier podría significar que busca que el Parlamento no le dé la confianza para iniciar el proceso de su disolución. El comunismo marxismo leninismo actualmente en el gobierno, siembra el caos en la política porque es sinónimo de destrucción, incita el odio y promueve la lucha de clases, apunta a controlar todo el aparato estatal con lo que promueve la corrupción.
Bajo este panorama, estamos en una nociva coyuntura, el futuro de nuestro país se oscurece peligrosamente con este gobierno que con actitudes totalitarias ha tomado un camino muy divergente al fortalecimiento democrático y la construcción del bien común y la ética política. Los 33 millones de peruanos no merecemos este gobierno, todos los demócratas (principalmente los políticos democráticos) tenemos la responsabilidad de impedir que estos comunistas extremistas nos avasallen con acciones radicales y destruyan nuestra democracia y nuestras libertades individuales, de expresión, de mercado, de empresa, industria, finanzas, y se perpetúen en el poder.
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