sábado, 4 de diciembre de 2010

Fuerzas Armadas y Policiales del Perú: "En honor a la verdad"

EN HONOR A LA VERDAD

Por César Campos R.

Hemos sido reiterativos en esta columna hablando de esa larga penitencia que parecen obligados a cumplir los miembros de las Fuerzas Armadas y Policía Nacional, merced a las campañas promovidas por sus enemigos internos. Enemigos que le pasan una factura institucional por los excesos de algunos efectivos en la lucha contra el terrorismo y la corruptela de sus máximos jerarcas durante el imperio montesinista.
Y dijimos que esa penitencia se alimenta con el mal entendido principio constitucional de no deliberación, mediante el cual prácticamente se condenaba a militares y policías a un grado inferior de nuestra sociedad frente al resto de ciudadanos. Se anulaba su voz como si ella no existiera o porque una norma la subordinaba al orden constitucional prejuzgando que podría estar en contra del mismo.
Todo eso está cambiando y pensamos que para bien. En la ceremonia donde recibió la Orden Militar “Francisco Bolognesi”, el ex presidente del Congreso Luis Gonzales Posada extrajo del recuerdo la decisión parlamentaria de otorgarle el voto a los segmentos castrenses y policiales. Un paso de gran trascendencia para que – sin ningún resquicio de deliberación corporativa y en la soledad de la cámara secreta – ellos pudieran ejercer libremente el derecho al sufragio como lo hacen sus pares en otras naciones del mundo.
Así también el lunes 29 recibimos con particular entusiasmo dos libros que deben considerarse una buena señal de los nuevos tiempos. Se trata de “En honor a la verdad” y “Operación militar de rescate de rehenes: Chavín de Huántar”, ambos elaborados por la Comisión Permanente de Historia del Ejército donde trabajan en armonía integrantes de esa arma y estudiosos civiles.
Lo singular precisamente es que se trata de una “versión oficial” de nuestro ejército sobre su participación en la defensa del sistema democrático y contra las organizaciones terroristas desde 1980 a la fecha, así como sobre el exitoso accionar del comando que rescató a 71 de 72 rehenes de la residencia del embajador de Japón en abril de 1997. No son “libros blancos” o clandestinos, sino un relato veraz, intenso y riguroso sobre su perspectiva acerca de los acontecimientos mencionados.
Repaso sus primeras páginas y noto el esfuerzo didáctico para explicar el contexto en que se desenvuelven los militares cuando son llamados a las armas. Ese contexto que forma parte de un largo proceso de entronización de valores superiores donde su propia vida es instrumento para el bienestar de las demás. Ámbito en el que los civiles – y muy especialmente los peruanos – relajamos principios colectivos y escupimos al cielo creyéndonos sólo merecedores del sacrificio de los uniformados.
Muchos crímenes – literales y metafóricos – se han cometido en nombre de una verdad durante los últimos seis años. Ya era hora que la verdad de nuestro Ejército también empiece a abrir surcos de reflexión.

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