domingo, 2 de agosto de 2020

José Rufino Echenique: el último lobo de las "Malvinas" peruanas





A 133 años de su muerte, revivimos la contienda de José Rufino Echenique contra la armada inglesa para evitar que Perú sufra la misma suerte de Argentina y sus Malvinas.

Poco conocida es la trifulca territorial que en el año 1852 estuvo a punto de enfrentar el poder marítimo y hegemónico del Perú con los intereses de Inglaterra, por entonces poseedora de la mayor flota armada no solo de Europa, sino del mundo. ¿El motivo? Como dicta la historia de nuestra patria, la mayor fuente de combustible del siglo XIX: el guano.

El cuestionado José Rufino Echenique gobernaba el Perú cuando Gran Bretaña apareció en el mapa para demandar la posesión del archipiélago norteño integrado por las islas Lobos de Afuera y Lobos de Tierra, en Piura, argumentando lejanía de las islas del litoral peruano, el no estar habitadas por gente y un supuesto descubrimiento de las mismas por los norteamericanos al principio del siglo.

‘Nullius’, tierra de nadie, fue la categoría que a gritos demandaron ingleses, franceses y estadounidenses sobre las ínsulas peruanas, ricas en guano pero carentes de resguardo. Con esos mismos argumentos, las Malvinas argentinas habían sido ocupadas en 1833 antes de renombrarse como Islas ‘Falkland’ por Inglaterra, y José Rufino Echenique lo sabía.

La reconocida historiadora Mariana Mould de Pease, una de las principales gestoras de la reclamación peruana que condujo a la devolución de las piezas de Machu Picchu por la Universidad de Yale, indica incluso que la bandera inglesa fue colocada en la isla hacia el año 1803, bastante antes de que se iniciara el conflicto.

El disentimiento no pasaría a mayores gracias a la brillante intervención del Canciller Manuel Tirado, quien papeles en mano y respaldado por los barcos peruanos que zarparon hacia el lugar del conflicto hizo retroceder a los diplomáticos y empresarios que acechaban esa porción del Perú. La brillante defensa incluyó desde títulos legítimos publicados en reales cédulas coloniales, hasta reglamentos comerciales de la etapa republicana. Un ministro digno de La Haya.

Basadre recuerda que en 1853, al siguiente año, el presidente de Estados Unidos Franklin Pierce, la reina Victoria de Inglaterra y Napoleón III de Francia terminaron por reconocer oficialmente a Los Lobos como territorio peruano, salvándonos así de una más que segura guerra como la que años más tarde traería estragos para Argentina.

¿Y Echenique? Fue depuesto por Ramón Castilla en 1854 y condenado por la historia debido al ‘escándalo de la Consolidación’, por el cual entregaba la mayor parte de las ganancias de ese mismo guano a los empresarios que financiaron la guerra de Independencia. Todo un viejo lobo de mar, aunque no en el buen sentido de la palabra.

Fuente : La República

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