Hundió La Esmeralda, rompió bloqueo de Iquique y en un gesto de nobleza rescató a náufragos chilenos
Al producirse el 05 de
abril de 1879 la declaratoria de guerra de Chile al Perú, los buques de
la escuadra peruana se hallaban en mantenimiento con las calderas y
cañones en tierra. Por orden del presidente Mariano Ignacio Prado este
proceso fue acelerado para que la flota, cuyas mejores naves eran el
Monitor “Huáscar”, al mando de Miguel Grau y la Fragata “Independencia”,
bajo la jefatura de Juan Guillermo More, se haga a la mar para
responder al primer ataque chileno, consistente en el primer bloqueo del
puerto de Iquique.
A partir de esta fecha y por espacio de seis meses, hasta el holocausto del combate de Angamos (08 octubre de 1979), en que el “Huascar”
fue emboscado y cañoneado por seis buques de guerra chilenos y Grau fue
despedazado por una bomba enemiga, la escuadra peruana fue imbatible.
Combate de Chipana
El 12 de abril, a
cinco millas al oeste de la punta de Chipana se encontraron cara a cara
con la corbeta chilena Magallanes y sin pensarlo dos veces, tratándose
de que no era una nave blindada, las naves peruanas se lanzaron a
cazarla. Pero, sorpresa de sorpresa, el comandante de la nave chilena
Juan José Latorre, optó por rehusarse a combatir y fugar. La Pilcomayo
acortó la distancia de persecución y cuando tuvo a la Magallanes en la
mira de fuego, la cañoneó impactándole uno de sus costados.
Las naves peruanas
decidieron acercarse más aún para rematarla, pero en esos precisos
momentos, los tubos de las calderas de la Unión empezaron a gotear sobre
los fogones y el comandante García y García resolvió suspender la caza.
Este episodio es conocido como el Combate de Chipana y fue la primera
ruptura del bloqueo.
En venganza, el jefe de la escuadra chilena ordenó bombardear los puertos guaneros de Pabellón de Pica (15 de abril), Huanillos (16 de abril), donde solo había trabajadores, Mollendo (17 de abril), encargo asumido por Cochrane y Magallanes y Pisagua (18 de abril.). Los invasores suspendieron este primer bloqueo para concentrar sus fuerzas en la Antofagasta ocupada.
El 10 de julio a las
tres de la madrugada, el Huáscar con Grau plenamente al mando de la
escuadra peruana, resolvió desafiar un segundo bloqueo de Iquique.
Mientras navegaba en medio de la bruma, el centinela anunció “buque por proa”, se trataba del transporte artillado chileno Matías Cousiño. El buque trata de huir y Grau le ordena: “Capitán, ríndase y siga mis aguas”, y como siguiera huyendo, el Huáscar lo cañoneó. Las balas-bolas lo atravesaron su casco de una banda a otra.
El Matías Cousiño
Su comandante, Augusto Castelton respondió: “Señor, estamos rendidos”.
Y mientras el buque se iba a pique, apareció la chilena Magallanes, y
el Huáscar sin pérdida de tiempo la embistió hasta tres veces con su
espolón y solo en la tercera lo tocó por la popa. Solo se requerían unos
minutos para volver a espolonearlo y hundirlo, pero en ese momento
aparecieron en el horizonte el blindado Cochrane seguido de la Chacabuco
y la Abtao, lo que obligó a Grau a suspender la contienda y
desaparecer. El Huáscar solo tuvo un herido en la cubierta. La acción se
consideró como la segunda ruptura del bloque chileno a Iquique.
Vencedor en Iquique
La máxima proeza
tendría lugar el 21 de mayo de 1879 cuando el Huáscar, acompañado de la
Independencia, decidieron incursionar en el litoral de Iquique bloqueado
por los chilenos donde sorprendieron a la Esmeralda y a la Covadonga,
las que por no ser blindadas eran presas apetecibles. Grau resolvió
hacerse cargo de la Esmeralda y encargó a More, comandante de la
Independencia a atacar a la otra.
Mientras la Esmeralda
decidió presentar combate al Huáscar, la Covadonga, al mando del capitán
Carlos Condell emprendió la fuga perseguida por la Independencia.
Huáscar tomó la
decisión de no usar los cañones contra la Esmeralda porque hubiera
significado poner en riesgo la vida de la población y optó por
espolonearlo tres veces y en esta última la hundió. Su comandante Arturo
Prat murió en el último espolonazo.
Cobardía de Condell
Mientras, Grau
escribía un gesto de nobleza e hidalguía, la Independencia, al perseguir
a la Covadonga, encalló sorpresivamente en Punta Gruesa, a 10 millas al
sur de Iquique. Condell, al darse cuenta del desenlace, dio la media
vuelta y se acercó a la nave encallada, no para ayudarla sino para
ametrallar cobardemente a los náufragos peruanos.
La racha de victorias del Grau y el “Huáscar·
movió a los invasores chilenos a preparar una celada, que finalmente se
produjo el 08 de octubre de 1879 en Angamos. Grau su cubrió de gloria,
pasó a la inmortalidad.
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