domingo, 12 de febrero de 2012

Hacia una cultura del agua

Por: Ubaldo Tejada Guerrero

La lucha por el agua y la vida en Perú, ya es una iniciativa de largo aliento, porque hiere el núcleo del capitalismo global. Entendamos que la tierra está cubierta por agua en un 70 %. El 97.5% se encuentra en los mares, el agua dulce corresponde al 2.5% dentro del cual, el 68.9% está contenida en los casquetes polares, el 30.8 % en aguas subterráneas y el 0.3 % en aguas superficiales.

En el mundo existe una disponibilidad de 42.000 km3 de agua por año para uso humano. En términos continentales, la disposición de agua se organiza en agricultura un 75% en Industria y minería el 22% y el 4% en consumo doméstico en las ciudades.

Hay que promover una transformación de las Culturas del Agua en Latinoamérica y el Caribe y su entorno, dirigida a recuperar el sentido de elemento dador de vida que ha mantenido entre los pueblos originarios de América. Unas culturas en las cuales el agua vuelva a ser entendida como el elemento del que depende el equilibrio – la salud – del territorio y de cada ser que lo habita, de manera que se le reconozca su carácter sagrado en tanto que primordial para la vida.

Se tiene proyectado que en el año 2.025 la disponibilidad global de agua dulce per cápita habrá descendido en un 50% de la oferta actual, situación dada por la distribución desbalanceada de la oferta mundial del agua, el acelerado crecimiento de la población y del sector industrial, la carencia de una cultura del agua y la falta de voluntad política en la mayoría de los gobiernos del mundo. En este mismo año, el crecimiento demográfico proyectado, generará estrés hídrico o escasez de agua en 48 países con más de 2.800 millones de habitantes.

En el orden mundial nuestro hemisferio es de especial atención frente al asunto del agua, los gobiernos americanos organizados desde el modelo del capitalismo global afianzan propuestas económicas consistentes en maximizar la riqueza y el poder de sus élites

Por ser el agua un bien de dominio público, es un recurso vital que no puede ser tratado como mercancía, ser reducido a un valor comercial y estar sometido a las leyes del mercado. Por ello, el agua no puede ser materia de tratados de libre comercio internacional como los de la Organización Mundial del Comercio – OMC - o los tratados bilaterales.

Existe un interés de las multinacionales que comercializan el agua en el planeta, por adueñarse de los diversos cuerpos acuíferos y las reservas de agua, a este respecto se afirma que la privatización del agua es un conjunto de acciones encaminadas a permitir que los servicios de agua y también las fuentes (nacientes y áreas de recarga), sistemas de abastecimiento -como acueductos, plantas de almacenamiento, tratamiento y distribución- sean controladas por empresas cuya finalidad es su ganancia particular. La privatización parte de la conversión del agua en una simple mercancía para el lucro privado, lo que es contradictorio con la concepción del agua como derecho humano inalienable y con el principio de solidaridad en la distribución y el acceso equitativo de todas las personas a precio justo -es decir, que cada tipo de consumidor pague por su consumo real. Los intentos de privatización en distintas partes del mundo son apoyados por gobiernos, empresas privadas nacionales y transnacionales, algunos organismos financieros internacionales e, inclusive, organismos no gubernamentales o civiles financiados por empresas privadas e instituciones financieras internacionales -como el Banco Mundial (BM).

Culturas que deben traducirse en una postura política de defensa del agua como bien público y derecho inalienable de todo ser humano; la oposición a ultranza de la apropiación con fines de lucro particular de las fuentes, el tratamiento o la distribución. Así como en una postura ética que guíe cada acto cotidiano para hacer un uso respetuoso de este elemento sagrado, de manera que se evite el desperdicio, la contaminación y en general los comportamientos que contribuyan a generar dinámicas destructivas de los ciclos naturales, como el caso CONGA en Perú.

En el orden mundial nuestro hemisferio es de especial atención frente al asunto del agua, los gobiernos americanos organizados desde el modelo del capitalismo global afianzan propuestas económicas consistentes en maximizar la riqueza y el poder de sus élites. A partir de este modelo surgen los llamados megaproyectos encaminados a establecer una infraestructura en transporte, energía y telecomunicaciones. Pero al realizar un análisis de cada uno de ellos, se logra detectar que el agua por ser un elemento estratégico emerge como un nuevo megaproyecto, que debe ser incorporado en los nuevos discursos políticos latinoamericanos y del Caribe.

(*) Analista Global – utguerrero31@yahoo.es

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