- A principios de 2005, el ingeniero informático Saad Bahaar estaba navegando en internet cuando se topó con un trío de egipcios expatriados que promovían el uso de técnicas no violentas para derrocar a Hosni Mubarak.
Bahaar, por entonces de 32 años, residente de El Cairo e interesado en política, se sintió intrigado por la idea. Contactó al grupo, encendiendo una de las mechas que terminaría en la plaza Tahrir seis años más tarde.
Los tres hombres a los que contactó - Hisham Morsy, médico; Wael Adel, ingeniero civil y primo de Adel; Ahmed, químico - habían dejado Egipto por empleos en Londres.
Inspirado en el modo en que el grupo serbio Otpor había derrocado a Slobodan Milosevic mediante protestas no violentas en 2000, el trío estudió luchas anteriores.
Uno de sus pensadores favoritos era Gene Sharp, un académico radicado en Boston que estaba fuertemente influenciado por Mahatma Gandhi. El grupo creó un sitio web en el 2004 para propagar ideas de desobediencia civil en árabe.
En un principio, las actividades de los tres jóvenes egipcios eran puramente teóricas. Pero en noviembre de 2005, Wael Adel fue a El Cairo para dar una sesión de formación de tres días sobre desobediencia civil. Entre el público había unos 30 miembros de Kefaya, un grupo de protesta anti Mubarak cuyo nombre en árabe significa "basta".
Kefaya adquirió prominencia durante las elecciones presidenciales de septiembre de 2005 que Mubarak ganó de forma arrolladora. Durante estas protestas, habían sido atacados por matones y algunas mujeres habían sido desnudadas. Bahaar sumó a Adel al curso y así nació su carrera como formador clandestino en activismo no violento.
Adel enseñó a los activistas a funcionar dentro de una red descentralizada. Hacer esto dificultaría la tarea de los servicios de seguridad para neutralizarlos con el arresto de sus líderes. También les enseñó cómo mantener un enfoque disciplinado y no violento ante la brutalidad policial, y cómo ganarse a terceros.
"Los terceros, el transeúnte que está sentado sobre una valla, se sumará cuando se de cuenta de lo injustificado del uso de la violencia de las fuerzas de seguridad. Estas te hostigarán para provocar una furiosa respuesta violenta y justificar una ofensiva represora en nombre del orden. Pero debes evitar esta trampa", dijo Bahaar en una de sus entrevistas con Reuters.
El proceso llevó tiempo. Tal como lo dijo Wael Adel durante una entrevista en un café de El Cairo en marzo, hubo un proceso de "prueba y error" antes de que los guerreros de la no violencia de Egipto fueran lo suficientemente fuertes como para empezar a enfrentarse a un dictador.
Kefaya, por ejemplo, sí realizó más campañas, incluyendo una a favor de la independencia judicial en 2006. Pero no logró incitar protestas masivas o expandirse más allá de la elite de clase media. También hubo desacuerdos internos entre sus activistas más jóvenes y políticos mayores. Para el 2007, había perdido su impulso y muchos habían dejado al grupo.
LA ACADEMIA DEL CAMBIO
Mientras tanto, el trío de pensadores había adoptado la forma de una organización llamada la Academia del Cambio, radicada en Londres y que a la larga se trasladó a Qatar.
La Academia devino en una ventana para activistas de Egipto a movimientos de desobediencia civil fuera del mundo Arabe.
Para diseminar los nuevos métodos de resistencia, la organización escribió libros sobre activismo no violento enfocados en el mundo árabe: "Desobediencia Civil", "Guerra sin violencia, la tercera opción" y "AOC Terremoto mental", publicados en 2007.
Un año más tarde la Academia publicó "Escudos de protección contra el miedo", un manual sobre técnicas para proteger el cuerpo contra ataques de las fuerzas de seguridad durante una protesta.
"La idea de las protestas no violentas no es el martirio. Sabíamos que para lograr que los egipcios y árabes ordinarios se enfrentasen a sus gobiernos y fuerzas de seguridad, debían contar con herramientas para protegerse. Esto levanta la moral y el entusiasmo para salir a las calles", sostuvo Adel.
Las ideas expuestas por la Academia cundieron por todo Egipto. Los pedidos de cambio llegaron a zonas industriales donde grandes grupos de trabajadores hace mucho sufren por salarios exiguos y malas condiciones laborales.
Las crecientes penurias económicas movilizaron a trabajadores en la ciudad de Mahalla El Kobra, sobre el Delta del Nilo, hogar de la mayor fábrica textil.
Los trabajadores habían estado en contacto con activistas de Kefaya y otros grupos laborales independientes. Se estaban sentando las bases para una movilización masiva y sostenida.
La primera victoria real surgió de Mahalla en diciembre de 2006, cuando más de 20.000 trabajadores textiles realizaron una huelga de seis días por bonificaciones impagas.
Los manifestantes -pacíficos pero tenaces- confundieron a las fuerzas policiales acostumbradas a chocar con multitudes desorganizadas. El Gobierno ofreció acuerdos para evitar pérdidas por la detención de la producción.
Luego ocurrió un traspié. En abril de 2008, trabajadores en Mahalla realizaron nuevamente una huelga por el alza de precios. Una convocatoria online de antiguos activistas de Kefaya para apoyar la huelga en Mahalla quedó en la nada.
Mientras tanto, en Mehalla, la protesta se tornó violenta. Los activistas afirman que policías de civil destruyeron propiedades públicas y policiales y luego culparon por ello a los manifestantes.
Sangrientos choques entre la policía y ciudadanos de Mahalla se prolongaron por tres días. La policía hizo disparos y lanzó gas pimienta, mientras multitudes enardecidas arrojaban piedras. Al menos tres personas perdieron la vida, cientos resultaron heridas y decenas fueron arrestados.
Se necesitaba más disciplina. Bahaar comenzó a ampliar sus esfuerzos, viajando a distintos lugares alejados de la capital para extender la campaña de desobediencia civil pacífica.
Mientras, activistas ex Kefaya crearon el grupo 6 de abril en Facebook, usando internet para reunir seguidores. El grupo adoptó el logo de Otpor del puño cerrado y algunos miembros viajaron a Serbia para ser entrenados en desobediencia civil.
LOS ACTIVISTAS DE FACEBOOK
Febrero de 2010. Mohamed ElBaradei estaba de vuelta en El Cairo. El ex director de la Agencia Internacional de Energía Atómica (IAEA) y ganador del premio Nobel de la paz había inspirado a algunos de la generación joven de Egipto a creer que el cambio era posible.
Varios de ellos habían creado una página en Facebook para respaldar a ElBaradei como el próximo presidente del país. ¿Pero cómo iban a lograr su objetivo en el régimen represivo de Mubarak? Acudieron a la Academia en busca de ayuda.
La Academia los derivó a sus manuales de entrenamiento online, que los activistas de Facebook usaron por un tiempo. Pero a pesar de su conocimiento informático, muchos sintieron que confiar completamente en la formación virtual era muy teórico.
¿La Academia no podía acaso darles capacitación práctica?
Aquí es donde entra Bahaar.
Aquellos que se habían sumado a la página de Facebook fueron divididos en grupos de a 100. Bahaar capacitó a ocho de los grupos en distintas partes del país usando, entre otras herramientas, presentaciones en Powerpoint que explicaban cómo maximizar el poder de un movimiento de protesta.
Cada manifestante tenía una familia, y en torno a la familia había una comunidad más amplia, explicó Bahaar. Si un manifestante fuera arrestado o golpeado por la policía, su familia podría radicalizarse. De forma similar, si un policía empleara la brutalidad, su familia y entorno social podrían no ofrecerle apoyo.
Manteniendo una disciplinada actividad no violenta, el poder del régimen podría ser debilitado progresivamente.
¿Por qué no fue arrestado Bahaar? Dice que esto se debe en parte a que estaba trabajando de forma clandestina y porque los servicios de seguridad no consideraban su enfoque como una amenaza.
Otros no corrieron con tanta suerte. Khaled Said, de 28 años, murió a golpes a manos de la policía en Alejandría, la segunda ciudad más grande de Egipto, en junio de 2010. Su familia dijo que había publicado un video en el que se veía a oficiales compartiendo el botín de una redada por drogas.
El cuerpo de Said quedó apenas reconocible y el hecho de brutalidad generó nuevas protestas, en particular la página de Facebook contra la tortura "We are Khaled Said" (Somos Khaled Said), creado por el ejecutivo de Google Wael Ghonim y el activista clandestino AbdelRahman Mansour.
La página tuvo un rol clave en la difusión de estrategias no violentas como las protestas silenciosas llamadas "convocatorias relámpago", donde grupos se reúnen repentinamente en un lugar público y hacen algo inusual al unísono durante un breve momento antes de dispersarse.
En la página se publicaron instrucciones para una convocatoria relámpago nacional. A los participantes se les dijo que se vistieran de negro y llegaran a sitios específicos en pequeños grupos para eludir la prohibición de grandes reuniones. Formaron filas en las calles principales, dándole la espalda al pavimento. Se marcharon tras una hora determinada.
"La página de Khaled Said atrajo a seguidores, muchos de ellos apolíticos porque su foco era el fin de las violaciones a los derechos humanos y ese es un asunto que afecta a toda la ciudadanía. La web estipulaba tareas graduales y de fácil concreción. La gente se sintió segura y contenida", dijo Ahmed Saleh, que trabajaba en la campaña a favor de ElBaradei.
Al igual que la huelga de Mahalla en 2006, la convocatoria relámpago fue un nuevo tipo de protesta desconocido para las fuerzas de seguridad.
Sus cuadros estaban organizados, civilizados y bien difundidos por todo Egipto, y eran aparentemente acéfalos. La policía no sabía cómo reaccionar. Los participantes estaban capacitados en técnicas no violentas, tanto online, por parte de los fundadores de la página "Khaled Said", como en la práctica, por parte de Bahaar.
LA PLAZA TAHRIR
A fines de 2010, la página Khaled Said decidió realizar una convocatoria más ambiciosa: una marcha nacional para exigir la disolución del Parlamento, la agencia estatal de seguridad - vista como el principal brazo de tortura del Estado - y la renuncia del ministro del Interior.
La fecha elegida para la acción fue el 25 de enero, el día nacional de la policía egipcia. Mansour - que el 17 de enero era miembro del Ejército - publicó la convocatoria para la marcha nacional el 28 de diciembre.
A los manifestantes se les instó a marchar hacia la plaza Tahrir de El Cairo y otros espacios públicos por todo el país. La página aún no exigía la renuncia de Mubarak. Fue la revuelta popular en Túnez, que llegó a su clímax el 14 de enero con el derrocamiento del presidente Zein El Abedine Ben Ali, la que convirtió las protestas de Egipto en una revolución.
La protesta atrajo a personas de todas las edades y orígenes. Para las 20.00 horas en la plaza Tahrir (que en árabe significa "libertad") se escuchaba un único cántico unificado inspirado en Túnez: "El pueblo exige la caída del régimen".
Para entonces, muchos comprendieron al menos unas pocas tácticas de la desobediencia no violenta.
"No hace falta formar a cada uno de los manifestantes, sólo a un pequeño grupo de activistas bien conectados con personas en sus áreas locales. Las ideas se propagan como un virus", explicó Bahaar.
Los manifestantes conversaban con policías anti-disturbios enviados para acordonar la plaza. La meta era simple: ganarse a los uniformados. Las mujeres repartían comida y bizcochos a los conscriptos y oficiales hambrientos.
Los jóvenes se reagruparon rápido tras ser dispersados. Algunos treparon a vehículos que transportaban al personal de seguridad para bajar a los oficiales que lanzaban gas lacrimógeno y agua, aumentando la resolución de la multitud de lograr el repliegue de las fuerzas y ganar más terreno.
Espontáneamente surgió un patrón de silbidos y golpeteos de piedras sobre vallas de metal en Tahrir cuando las fuerzas de seguridad tuvieron que llamar a refuerzos para retener el fuerte. Los manifestantes además silbaban para indicar que habían tenido éxito en hacer que las fuerzas retrocedieran.
Alentados por las masivas protestas, la página Khaled Said publicó una segunda convocatoria para el viernes 28 de enero, llamando al evento una "revolución" para derrocar al régimen.
El 6 de abril los activistas y miembros jóvenes de los Hermanos Musulmanes conformaron el crucial frente de protesta que rompió los cordones policiales y posteriormente sufrió ataques de seguidores de Mubarak.
Los jóvenes Hermanos Musulmanes, la fuerza opositora más organizada de Egipto cuyos miembros están acostumbrados a trabajar dentro de filas organizadas, tuvieron un rol crucial al organizar activistas en equipos de seguridad para resguardar los múltiples ingresos a la plaza Tahrir.
Ellos requisaron a los que entraban a la plaza en busca de armas o líquidos que pudieran ser convertidos en bombas molotov. No querían que ni infiltrados ni partidarios recurrieran a la violencia.
Para ayudar a que los manifestantes respetaran la resistencia no violenta, la Academia publicó en internet un video de ocho minutos que cubría un material similar a su manual de 2008.
Este explicaba cómo la gente podía proteger sus pechos y espaldas con escudos improvisados hechos de plástico y cartón grueso, y cómo mitigar el efecto del gas lacrimógeno cubriendo sus rostros con pañuelos empapados en vinagre, limones o cebollas.
En su mayoría la gente se estaba divirtiendo. También estaban orgullosos de la propiedad que ejercían sobre la plaza. Se escuchaba música. Voluntarios y manifestantes barrían la plaza, recogían basura o construían excusados.
"La acción no violenta no sólo se trata de la no violencia, sino también de la alegría y la felicidad. El clima festivo fue un elemento clave para atraer grandes cantidades de personas que Egipto rara vez había visto", aseveró Adel
"La gente se sintió segura y salió a la calle. Vieron en Tahrir lo que Egipto posiblemente podría ser en el futuro y quisieron ser parte de este nuevo Egipto", agregó.
Las protestas no fueron totalmente pacíficas. En particular, el 2 de febrero estallaron refriegas después de que un grupo de matones que se pensó estaban organizados por secuaces de Mubarak irrumpieron en la plaza con caballos y camellos, golpeando y azotando a los manifestantes, en lo que se conoció como la "Batalla del Camello".
Muchos manifestantes contraatacaron, arrojándoles piedras a los seguidores de Mubarak para impedirles el ingreso a la plaza. Pero no hubo disturbios generalizados y regresó la disciplina.
"La clave de una revuelta no violenta exitosa es su capacidad de reinventarse y corregirse constantemente. Si estalla la violencia o el conflicto, hay que resolverlo rápidamente y encontrar formas de evitarlos", dijo Adel.
Los cuadros formados gritaban "en paz, en paz" para aplacar a sus colegas enfurecidos. Poco después, las fuerzas armadas, que no se habían involucrado en los enfrentamientos, dijeron que no dispararía contra civiles desarmados.
Nueve días más tarde Mubarak había caído.
(Editado en español por Marion Giraldo)
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