miércoles, 23 de febrero de 2011

¿Por quién votar? de Patricia Teullet

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“¿Por quién vas a votar?” es pregunta obligada de toda conversación; desde la sala de espera de un ministerio hasta la peluquería, mientras, piernas estiradas y revista en mano, se somete una al “tratamiento de keratina” (el segundo mejor invento para la mujer).

Una respuesta frecuente es “votaría por tal; pero como no tiene opción, voy a votar por tal otro”. Si sumáramos todas las respuestas que apuntan a ese candidato original que “no tiene opción”, pues… ¡muy probablemente la tendría! No sé si para llegar a presidente, pero al menos sí para intentarlo y colocar un respetable número de congresistas que tal vez hagan la diferencia al representar un estilo y una preparación distintos: menos político o farandulero y más técnico.

¿Por qué tenemos que votar a ganador en lugar de votar para que gane nuestro candidato? Si en las elecciones no se trata de atinarle al blanco, sino de provocar un efecto deseado a través de nuestro voto, que suma y vale tanto como el de cualquier otro peruano. Si se le quiere ver como una apuesta, es una apuesta distinta.

Pero, como no suele entenderse así, quienes tenemos preferencia por un candidato que no parte con altas probabilidades de ganar, terminamos rindiéndonos ante lo que creemos será el resultado, desde antes que se dé la contienda. Y votamos haciendo que ocurra lo que no queremos que ocurra y que pudiéramos haber evitado con un voto de conciencia, hacia el objetivo que queremos alcanzar. Finalmente, terminamos votando con la gran masa. A ganador. Y así perdemos.

En el mejor de los casos, perdemos la oportunidad de decirle al candidato ganador que no las tiene todas consigo y que habrá un grupo de ciudadanos vigilante porque las propuestas que se presentaron no los convencieron totalmente. Perdemos además porque, salvo que tengamos un sofisticado y exitoso voto cruzado, el Congreso tampoco nos representará.

En el peor de los casos, podemos llegar a la situación extrema de hacer perder a nuestro candidato, simplemente porque como ni creímos ni votamos por él respetando nuestros principios, cambiamos un resultado que hubiera podido ser totalmente distinto. Podemos simplemente estar sacando de carrera a quien hubiéramos querido ver a cargo del Gobierno.

Por eso, mi voto en primera vuelta será por quien yo quiero ver como presidente del Perú. No me interesa si las encuestas señalan que tiene 3, 5 o menos por ciento. Tal vez mi voto (y el suyo) sean los que definan que pase la valla del 5%. O que llegue al tercer lugar con una representación parlamentaria interesante, que ponga el balance o empuje las reformas que el país requiere.

Mi voto en segunda vuelta… será por el menor de los males. Aunque quién sabe: tal vez mi voto en segunda sea por el mismo candidato que mi voto de conciencia hizo llegar a la segunda vuelta.


Por: Patricia Teullet
Gerente General COMEXPERU

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