Escribe: César Vásquez Bazán
Desde antes del 5 de abril de 1879, fecha de la declaración de guerra de Chile contra el Perú y Bolivia, la oligarquía chilena había percibido la magnitud de la riqueza del salitre, minerales y guano existente en el litoral boliviano y en la costa del sur del Perú. Tras constatar la ineptitud y atraso de las clases gobernantes de las naciones aliadas y la debilidad de sus fuerzas militares, la oligarquía del país del sur estimó que tenía las de ganar si procedía a asaltar y capturar los ansiados territorios.
En febrero de 1879, cumpliendo sus designios de robo territorial, la rapiña chilena ocupó militarmente la costa boliviana, aprovechando no sólo que este país carecía de marina de guerra sino que no tenía ejército en la zona.
En el caso del litoral peruano, el 5 de abril de 1879 los asaltantes del sur bloquearon el puerto de Iquique, capital del departamento salitrero de Tarapacá. Al estilo del militarismo japonés en Pearl Harbor, la oligarquía chilena sitió Iquique ¡el mismo día de la declaración de guerra! El hecho es indicativo que los ricachos del sur tenían intenciones de rapiña bastante bien definidas. Desde el primer día de la Guerra del Salitre los asaltantes chilenos evidenciaron su intención de robar el departamento peruano de Tarapacá.
En posts anteriores hemos presentado las cartas del diplomático chileno Justiniano Sotomayor en las que se leen las definiciones de conquista territorial planificadas por Santa María, Varas, Balmaceda, Edwards y otros cómplices de la casta dominante de Chile. Hoy entregamos el texto de una declaración oficial del gobierno chileno, no meramente las cartas oficiosas de un diplomático. Lo que va usted a leer son las denominadas"Bases Chilenas de Reconciliación con Bolivia" aprobadas por el Consejo de Estado de Chile bajo la dirección del presidente Aníbal Pinto el 22 de mayo de 1879.
Comprobará usted que a cambio de aliarse con Chile en la guerra contra el Perú, y de renunciar al litoral comprendido entre los paralelos 23 y 24, Chile ofreció a Bolivia entregarle "territorio peruano" en compensación por su litoral. Chile se comprometió a dotar a Bolivia de "armamento, dinero y los demás materiales" que exigiera la defensa de sus nuevas posesiones.
El documento fue firmado por Domingo Santa María González, ministro chileno de Relaciones Exteriores. Fue entregado al presidente boliviano Hilarión Daza en la ciudad de Tacna, en junio de 1879. Fue portador de lasBases don Gabriel René Moreno, historiador boliviano con residencia en Chile y dueño de visibles simpatías por el país del sur, al cual consideraba su "segunda patria".
Con respecto al ministro de relaciones exteriores Santa María, debe recordarse que durante el gobierno de Pezet, una década antes, había sido embajador chileno en Lima. El desempeño de ese cargo le permitió obtener un conocimiento fidedigno de la realidad política peruana y de la calidad moral de sus líderes. Téngase presente que fue el embajador Santa María quien sobornó al ultracorrupto Mariano Ignacio Prado, financiando su insurrección contra el gobierno de Pezet. Prado pagaría el favor poniendo la escuadra peruana al servicio de la defensa de Chile en la guerra contra España. Este mismo Santa María sería presidente de Chile entre 1880 y 1886, y se convertiría en uno de los responsables del genocidio, saqueo y desmembramiento territorial del Perú.
Luego de sopesar estos antecedentes, estimado lector, cuando vengan a intentar contarle el cuento que el origen del conflicto de 1879 se encuentra en el supuesto tratado de alianza ofensiva de Perú y Bolivia contra Chile, explíquele a su interlocutor que desde el primer día de la Guerra del Salitre, 5 de abril de 1879, Chile declaró su intención de robar el litoral del sur peruano y de Bolivia. Así lo comprueba el bloqueo de Iquique, acción iniciada el primer día de la guerra. El asedio contra el principal puerto peruano por el que se exportaba el salitre de Tarapacá, había sido precedido por la ocupación chilena del litoral boliviano en febrero de 1879. Así lo certifica también el documento que publicamos, el mismo que a un mes y 17 días de iniciada la guerra, formaliza los designios e intenciones de conquista territorial de la oligarquía chilena contra el Perú.
Fuente: Luis P. Ampuero, Isaac G. Eduardo y Bautista Saavedra. 1894.Proceso político contra el ex-presidente de la república general Hilarión Daza, sus ministros de estado y otros ciudadanos particulares. La Paz, Imprenta y Litografía de El Nacional, páginas 66 y 67.
República de Chile
Ministerio de Relaciones Exteriores
Bases
1. Se reanudan las amistosas relaciones que siempre han existido entre Chile y Bolivia y que sólo se han interrumpido desde febrero del presente año. En consecuencia, cesa la guerra entre las dos Repúblicas, y los ejércitos de ambas se consideran en adelante como aliados en la guerra contra el Perú.
2. En testimonio de que desaparecen desde luego, todos los motivos de desavenencia entre Chile y Bolivia, se declara por esta última, que reconoce como de la exclusiva propiedad de Chile, todo el territorio comprendido entre los paralelos 23º y 24º, que ha sido el que mutuamente se han disputado.
3. Como la República de Bolivia ha menester de una parte del territorio peruano para regularizar el suyo y proporcionarse una comunicación fácil con el Pacífico, de que carece al presente, sin quedar sometida a las trabas que le ha impuesto siempre el gobierno peruano, Chile no embarazará la adquisición de ese territorio, ni se opondrá a su ocupación definitiva por parte de Bolivia, sino que, por el contrario, le prestará al presente la más eficaz ayuda.
4. La ayuda de Chile a Bolivia constituirá, mientras dure la guerra actual con el Perú, en proporcionarle armas, dinero y demás elementos necesarios para la mejor organización y servicio de su ejército.
5. Vencido el Perú y llegado el momento de estipular la paz, no podrá ella efectuarse por parte de Chile, mientras que el Perú no la celebre igualmente con Bolivia, en cuyo caso Chile respetará todas las concesiones territoriales que el Perú haga a Bolivia, o que ésta imponga a aquel. Tampoco podrá Bolivia celebrar la paz sin la anuencia e intervención de Chile.
6. Celebrada la paz, Chile dejará a Bolivia todo el armamento que estime necesario para el servicio de su ejército y para mantener en seguridad el territorio que se le haya cedido por el Perú o que haya obtenido de éste por la ocupación, sin que le haga cargo alguno por las cantidades de dinero que haya podido facilitarle durante la guerra, las que jamás excederán de seiscientos mil pesos.
Queda desde ahora establecido que la indemnización de guerra que el Perú haya de pagar a Chile, habrá de garantizarse precisamente atendida la situación financiera del Perú, y su informalidad en los compromisos, con la explotación de salitres del departamento de Tarapacá y los guanos y demás sustancias que en el mismo puedan encontrarse.
Una convención especial arreglará este asunto.
Iguales convenciones se celebrarán sobre los demás puntos que sea necesario precisar, esclarecer y completar.
Domingo Santa María.
Excelente post!!!
ResponderEliminarChilenos de mierda murieron como cucarachas,fuera del Perú.
ResponderEliminarInvicta desde Arica hasta el Estrecho de Magallanes
ResponderEliminar1879: LAS CORRERÍAS DE “LA UNIÓN”
Gustavo Freundt Vélez
A mediados de 1879, cuando en el Pacífico Sur nuestra Armada todavía (pese a la escasez de buques y pertrechos) hacía temblar al enemigo, la corbeta Unión al mando del Comandante Aurelio García y García llevó a cabo -entre Julio y Septiembre- una osada incursión hasta el Estrecho de Magallanes. Esta acción demuestra que no sólo Grau y el Huáscar estaban en capacidad de poner en jaque a la Marina de Guerra Chilena, que en ese entonces era la Armada más poderosa del Continente después de la de EEUU.
Estaba fresquísima la captura -el 23 de Julio- por el Huáscar y la Unión, del Transporte Chileno “Rímac” con el Regimiento “Carabineros de Yungay” en pleno (560 plazas incluyendo la caballada). Pero también, aparte de esa fuerza enemiga capturada, se obtuvo la correspondencia del Alto Mando enemigo en la cual se hacía referencia a la llegada de armamento proveniente de Liverpool y Hamburgo.
Enterado el Comando Peruano que dichos pertrechos (10,000 mil fusiles Remington y 14 cañones Krupp) estaban siendo transportados por el vapor inglés “Glennege” fletado por agentes chilenos en Europa, decidió interceptarlos.
Así, el 31 de Julio la Unión zarpó de Arica rumbo al Estrecho de Magallanes al cual llegó el 13 de Agosto sin mayores contratiempos.
Audazmente, nuestra nave se paseó por toda la extensión del mar chileno, ondeando la bandera peruana.
Poco antes de llegar a Punta Arenas, y luego de “inspeccionar” el Estrecho de Magallanes, el Paso de Drake y el Canal de Beagle, nuestros marinos tuvieron un encuentro con los hermanos cobrizos de la etnia “Ona” de la Tierra del Fuego que el diario de bitácora de la nave peruana registró así:
“Un par de canoas tripuladas por los habitantes autóctonos de esos gélidos parajes, partió de la costa en demanda de la corbeta. García y García hizo parar las máquinas y entró en comunicación con los nativos, a quienes obsequió ropa, galletas, tabaco y minucias que los fueguinos apreciaron mucho. Para estos, la guerra como si no existiese; en realidad nunca estuvieron asimilados al Estado Chileno cuyos círculos de poder los desprecian tanto como a los araucanos”.
Luego de este encuentro, La Unión prosiguió su travesía hasta la caleta de San Nicolás, para al día siguiente enrumbar hacia Punta Arenas a donde llegó el 16 de Agosto.
Esa mañana, Ante la sorpresiva aparición de la Unión la guarnición chilena abandonó despavorida el puerto, presumiendo que habían desembarcado tropas nuestras en San Nicolás que avanzarían sobre Punta Arenas, para asaltarla con apoyo de la artillería naval del buque peruano.
Sin embargo, de acuerdo al propio parte de García y García, quedó claro que no era la intención destruir aquel enclave antártico del enemigo: “Tuve la satisfacción de tranquilizarlos, haciéndoles saber que las armas del Perú jamás se emplean contra poblaciones indefensas”.
En Punta Arenas, el Comandante peruano se enteró que a fines de Julio había llegado el vapor Gleneleg repleto de armas, y que la corbeta Loa lo había estado aguardando para escoltarla hasta Valparaíso. ¡Se habían cruzado! (La Unión navegaba por altamar y el Loa con el Gleneleg lo hicieron pegados a la costa).
Comprendiendo que ya no era posible darles alcance, la Unión (después de abastecerse de carbón) zarpó el 18 de Agosto de Punta Arenas llegando al puerto peruano de Arica en la mañana del 14 de Septiembre de 1879.
Una pequeña nave de guerra peruana, se paseó durante mes y medio por las aguas territoriales chilenas sin ser detectada y cumpliendo a cabalidad una arriesgadísima misión propia de una marina que está a tono con los intereses vitales de su Nación.
Hundimiento de La Covadonga: Otra hazaña del pueblo peruano
ResponderEliminarJuan Zelaya Velarde
Luego del holocausto de Grau en el mar boliviano, frente a Punta Angamos, nuestra Marina de Guerra quedaría reducida a las baterías flotantes del Atahualpa acoderado en el Callao, y la corbeta Unión cuya carencia de blindaje la tornaba apenas en un “yate artillado” para que los acorazados enemigos “practicasen tiro”.
En ese contexto, la costa peruana queda a merced de los buques chilenos que bloqueaban puertos y caletas desde Arica hasta Paita.
PÓLVORA Y DINAMITA…
El 10 de Sept. de 1880, la Covadonga –acoderada en San Lorenzo- zarpó con la misión de bombardear Chancay, Huacho y Casma. Para tal efecto ancló en la rada de Chancay al atardecer del día 12. Su comandante no perdió tiempo y aprovechó los minutos de luz que le restaban para iniciar su labor destructiva sobre el pueblo de Chancay. La noche silenció su cañón y mientras planeaba el bombardeo del día siguiente, la población chancayina liderada por los pescadores Constantino Negreiros y Aníbal Poma acordó una letal respuesta “a pólvora y dinamita”.
Al alba la Covadonga hizo fuego contra el ferrocarril que unía Chancay y Huacho. Pronto la atención de sus artilleros se volvió contra los botes de pesca. Ya habían hundido varios de estos “en instrucción de tiro”, cuando repararon en un elegante yate que colmó el instinto de rapiña del comandante. En 2 oportunidades hizo examinar dicha lancha sin hallar nada sospechoso, y contraviniendo órdenes superiores (“destrúyase de prudente distancia todo aquello que flote”) dictadas a fin de evitar “atentados terroristas” como el del Loa ocurrido hacía un mes frente a Ventanilla, decidió apropiarse del yate. Al levantarlo estalló una carga TNT camuflada al tipo cazabobo.
La Covadonga se hundió en 3’ y a 4 millas de la costa. Así el pueblo peruano castigó al buque enemigo que en Iquique acribilló a los náufragos del Independencia. En esta revancha, de los 170 tripulantes chilenos, 97 perecieron, 44 fueron hechos prisioneros (los que lograron nadar hasta la orilla) y solo 29 lograron salvarse en sus barcos salvavidas… Teniendo que remar hasta Ancón en donde los rescató el Cochrane.
“NI UNA CHOZA…”
Si con el hundimiento del Loa la gritería en Chile fue desenfrenada, al enterarse de la “nueva” pérdida, la reacción alcanzó niveles insospechados. El periódico “El Ferrocarril” de Santiago editorializó así: “Ni una choza debe quedar en pie estando al alcance de nuestra artillería naval, nuestros buques deben sembrar desolación y espanto. Es necesario que la muerte y destrucción ejercida sin piedad en los hogares del Perú, no les deje un momento de aliento, y que sucumban al peso de nuestra superioridad militar”.
El mismo día que se hundía la Covadonga, la expedición Lynch destruía la hacienda Palo Seco en Chimbote, con lo que se inician 46 días de hurtos y asesinatos.
Las represalias por el hundimiento del Loa y Covadonga consistieron en el bombardeo de las indefensas poblaciones costeras. La desesperación chilena llegó incluso a “exigir” la entrega de la Unión y Atahualpa acoderados en la rada del Callao, protegidos por los cañones del Real Felipe.
HUEVO PARA EL SUSTO
El hundimiento del Loa en el Callao y de la Covadonga en Chancay son hazañas del pueblo peruano, y demuestran que el patriotismo es fuente inagotable de técnicas no convencionales de resistencia armada. Asimismo queda demostrado, que de no haber sido por una clase criolla traidora (como la actual), la historia hubiera sido distinta; pero lo que no debemos olvidar es que la cuenta sigue pendiente.
TERRITORIOS PERDIDOS POR CHILE,1)PATAGONIA ORIENTAL 1881, 1000,000 KM2;2)TIERRA DE FUEGO 1893, 773 KM2;3)LA PUNA DE ATACAMA 1899, 60,000 KM2;4)VALLES ANDINOS AUSTRALES 1902,40,000 KM2;5)LADO ORIENTAL DE PALENA 1966, 420 KM2;6)NORTE DE BEAGLE Y MAR TERRITORIAL AUSTRAL 1985, 40 KM2 TIERRA, 32 KM2 MAR;7) LAGUNA DEL DESIERTO 1994, 560 KM2;8)AREA ORIENTAL DE CAMPO DE HIELO PATAGONICO DEL SUR 1998, 1,300 KM2.
ResponderEliminar1458-1884: SEIS GUERRAS PERUANO-CHILENAS
ResponderEliminarPerú y Chile se han enfrentado, desde sus orígenes culturales, en 7 guerras:
– 1458-1460: Expedición civilizadora de Túpac Yupanqui que logra establecer el límite austral del Collasuyo en el río Maule (350 kms. al sur de Santiago). Victoria “P”.
– 1533-1536: Expedición del ejército incahispano de Paullo y Almagro al “Reyno de Chili” que extiende la “frontera” hasta el valle del río Bío Bío (440 kms. al sur de Santiago). Victoria “P”.
– 1834-1835: 1ra. Guerra de la Confederación peruano-boliviana (Mariscal aymara A. de Santacruz Calahumana) en la que el Ejército Restaurador chileno al mando del Gral Blanco Encalada es rendido en Paucarpata, luego de ser cercado por el ejército confederado, es perdonado “en aras de la hermandad americana”, retornando a Chile. Victoria “P”.
– 1835-1839: 2da. Guerra de la Confederación contra el ejército chileno reforzado por oficiales peruanos traidores y jefaturado por el Gral. chileno Bulnes, derrotan al ejército confederado en Yungay. Victoria “CH”.
– 1879-1881: Guerra Convencional entre Chile y la Alianza peruano-boliviana (Campaña del Sur y de
Lima), en la que sus FFAA son derrotadas en todas las batallas (salvo Tarapacá) hasta la ocupación de Lima. Victoria “CH”.
– 1881-1884: Guerra No Convencional entre Chile y Perú (Campaña de la Breña) en la que el ejército guerrillero del “Tayta” derrota en todas las batallas (salvo Huamachuco) a los ejércitos criollos-aliados chilenos (Lynch) y peruanos (Iglesias) que presurosos acuerdan la Paz de Ancón y la cesión de Tacna y Tarapacá, porque Cáceres se aproximaba desde Ayacucho con una milicia andina cuya vanguardia la componían 1,500 jinetes morochucos, que posteriormente, luego de 2 años de guerra civil contra el “Ejército Peruano Chilenizado” del traidor Iglesias, logran liberar Lima en 1886. Victoria “P”.
CONCLUSION: Las FFAA “P” y “CH” han sostenido 6 guerras. Los peruanos vencimos en 4 y los chilenos en 2. Las FFAA “P” vencieron siempre que su conducción se efectuó en función a la vertiente andina (Perú Profundo), y han sido derrotadas cuando la conducción se efectuó en función a lineamientos “occidentales”.