Una  reflexión necesaria a propósito del 189 aniversario de la Independencia NacionalJ. GERMÁN PARRA HERRERA
                         General de División EP (r)                         
Cada 28 de julio celebramos el aniversario de nuestra independencia, proclamada por el General José de San Martín en 1821. “Las Fiestas Patrias son siempre la celebración de una ilusión de la promesa que unos hombres hicieron en el alba de la República, sobre un porvenir todavía por hacer” (Alfredo Barrenechea).
           
Cada 28 de julio celebramos el aniversario de nuestra independencia, proclamada por el General José de San Martín en 1821. “Las Fiestas Patrias son siempre la celebración de una ilusión de la promesa que unos hombres hicieron en el alba de la República, sobre un porvenir todavía por hacer” (Alfredo Barrenechea).
No siempre el  aniversario fue feliz. En 1872 hubo terror. Desde la Catedral pendían  los cadáveres de los coroneles Gutiérrez. La tragedia se inició con la  denuncia de Bogardus contra Manuel Pardo por sobreprecios en la compra  de las corbetas Unión y América y el préstamo de 1865. 
                         La corrupción  nos signó históricamente hasta la fecha como lo ha dicho, recientemente,  el Presidente de la República Dr. Alan García Pérez. Los hermanos  Gutiérrez, coroneles del Ejército, consideraron inmoral que Manuel Pardo  asumiera la Presidencia de la República. El poder económico movilizó al  lumpen que masacró a dos coroneles del Ejército.                            La independencia  política del Perú fue producto de un proceso americano no sólo peruano.  Al día siguiente que Pizarro desembarcó en Tumbes empezaron las  rebeliones.                            En 1791, Juan  Pablo Vizcardo escribió su “Carta a los Españoles Americanos”. Al decir  del historiador mexicano Carlos Pereyra, la carta fue el acta de la  independencia de Hispano América. He aquí  algunas frases aún vigentes  de ella: “Renunciemos al ridículo sistema de unión y de igualdades con  nuestros amos y tiranos”; “América reunirá las extremidades de la  tierra, y sus habitantes serán atados por el interés común de una sola  gran familia de hermanos”.                            Vizcardo no se  limitó a escribir. El intentó obtener el apoyo inglés, como San Martín y  Bolívar, para la libertad de América. Los ideales de su carta  incendiaron los llanos gran-colombianos, por obra de  Francisco Miranda.                            Coincidentemente  en 1791 la Sociedad Amantes del País inició la publicación del Mercurio  Peruano. Apareció en un momento oportuno; luego desapareció bajo la  presión de las autoridades virreinales. Reapareció una y otra vez, con  la doctrina pujante destinada a generar una revolución de actitudes y un  esfuerzo sistemático por hacer del Perú un compromiso fundamental.                            En 1810, Manuel  Lorenzo Vidaurre propuso el Plan Perú, necesario para saber hacia dónde  deberíamos dirigirnos. En 1818, José de la Riva Agüero propuso las: “28  causas para separarse de España”, como otra justificación para la  rebeldía independentista.                            Así se fue  forjando la ideología que dio contenido y coherencia al proceso  liberador que surgió al día siguiente de iniciada la conquista y que  continuó con la rebelión de Manco Inca en Vilcabamba; la Revolución de  Túpac Amaru; las rebeliones de muchos peruanos y culmina con la  declaración de la independencia y las batallas de Junín y Ayacucho. Fue  una lucha tricentenaria de peruanos, que contó con la colaboración de  argentinos, chilenos, venezolanos y colombianos, integrantes de la  patria latinoamericana. La patria es la nación en cuanto ella se ha  adquirido conciencia de sí misma y ha llegado a ser objeto de culto y  amor para sus miembros (Raúl Ferrero). ¿Somos una nación? “Sobre el  altar de la patria, deben existir siempre, como en la ritualidad  católica, los huesos de los precursores y las reliquias de los mártires”  (Riva Agüero).                            Nuestro homenaje  a San Martín y Bolívar; a José Faustino Sánchez  Carrión el forjador  del Sistema Republicano y del Sistema Americano; a Castilla que intentó  ordenar al Perú; a Grau el Caballero de los Mares; a Bolognesi que nunca  se manchó con el lodo de las luchas intestinas ni con la locura de las  riquezas dilapidadas; y que no se rindió en Arica; a Cáceres que elevó  en los Andes la bandera de la dignidad nacional; a Quiñones que desde el  cielo enrumbó su muerte hacia la gloria; a Mariátegui y Haya de la  Torre que nos enseñaron  la  importancia de la Realidad Nacional como  sustento de la decisión de hacia dónde debe avanzar el Perú; a Basadre  que nos inculcó amor al Perú profundo; a Valcárcel  que vislumbró la  tempestad andina.                            Nuestro homenaje  a los que cayeron defendiendo nuestra incipiente democracia contra el  narcoterrorismo; y, sobre todo, el homenaje al pueblo que soporta,  estoicamente, la pobreza y la injusticia, con la esperanza de que  superaremos la crisis que borrará la diferencia entre el país formal y  el país real; con la certeza que cerraremos la brecha entre los que  tienen mucho y los que nada tienen; y que, la paz producto de la  justicia social, vendrá como resultado del esfuerzo de todos los  peruanos.                            Así, el homenaje  a nuestra patria será sincero y real y no de sólo hermosos discursos  que disimulan el problema estructural. Dicen que los peruanos somos  hombres a la espera. Las FFAA y la PNP esperan que el Presidente Dr.  Alan García Pérez, en su mensaje a la Nación el 28 de Julio anuncie la  solución de las remuneraciones y pensiones que nos prometió con el  DU-014-2010 del 21 de febrero último y que creó la Comisión de Alto  Nivel para las propuestas.                
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