lunes, 13 de enero de 2014

Alan García propone embanderar viviendas el 27 de enero por sentencia de La Haya

ALAN GARCIA
El expresidente Alan García Pérez propuso hoy embanderar las viviendas en todo el país el próximo 27 de enero, día en que la Corte Internacional de Justicia de La Haya dará lectura a su sentencia sobre el diferendo marítimo entre Perú y Chile.
A través de la red social Twitter, el líder del Partido Aprista Peruano planteó también izar el pabellón nacional en las plazas principales del país.
“Es un trascendental día en el cual debemos participar todos los peruanos. Por ello propongo que las autoridades nacionales y descentralizadas dispongan embanderar las viviendas y el izamiento del pabellón nacional en las plazas principales”, planteó.
Adicionalmente, propuso que en los centros de labores se transmita la lectura de la sentencia y que se permita el ingreso de los trabajadores a partir de las 11.00 horas “para que todos los peruanos tengan la oportunidad de escucharlo directamente (el fallo) en la confianza de que se hará justicia al Perú”.



Perú Reemplaza los BM-21 por los MLRS 90B de China





Perú Reemplaza los BM-21 por los MLRS 90B de China

Hay varias fuentes, solo mencionaremos a dos:
El costo es de US $122.2 millones y viene incluido lo siguiente:
1.- 40 MLRS 90B
2.- 49 vehículos de transporte
3.- 33 vehículos de reconocimiento
4.- 5 camiones de 5 toneladas
5.- 3 vehículos técnicos de mantenimiento
6.- 4 vehículos de mando
7.- 4,200 cohetes
Hay que resaltar que solo los MLRS 90B custan US$38.5 millones
Defensape





El Perú no Solo Adquiere un Satélite sino Todo un Sistema Satelital




Conida: El Perú no Solo Adquiere un Satélite sino Todo un Sistema Satelital
Desde el primer dia en la firma del contrato el Perú va a contar con imagenes de parte de la red de Satélites de la compañia Francesa
Defensape

CHILE ESTÁ “INTIMIDADO Y DEPRIMIDO”


Una de las más reconocidas abogadas, profesora de derecho internacional y asesora del equipo de agentes y coagentes chilenos en las audiencias de la Corte Internacional de Justicia de La Haya, Ximena Fuentes, afirmó que en Chile se vive un ambiente de intimidación y pesimismo ante la lectura del fallo que demarcará los límites marítimos con el Perú este 27 de enero.
"Yo soy abogada, no psicóloga. Yo creo que hay un ambiente como la versión del que va a pedir una guitarra, pero ya está diciendo: no me la va a prestar por esto, por esto y por esto otro… Entonces, nunca piden la guitarra.
"Ahora estamos diciéndonos: podríamos perder por esto, por esto, y por esto otro… Es una reacción psicológica…", observa Fuentes.


La entrevistadora de la televisión chilena, le preguntó "pero todo lo contrario es lo que pasa en el norte. En el Perú están tan optimistas, al contrario de nosotros que nos deprimimos".
"Nos intimida el Perú. No hay que dejarse intimidar", alerta la abogada.
En duda
Mientras ello ocurre en la sociedad chilena, su clase política se prepara para patear el tablero.
El embajador peruano en Santiago, Oswaldo de Rivero consideró que la presidenta electa de Chile, Michelle Bachelet, pone en duda la ejecución del fallo de la Corte de La Haya al declarar que su país tiene una opinión clara y unánime de dónde están los límites con el Perú y la implementación dependerá del fallo de la Corte de La Haya que se dará a conocer el 27 de enero.
"Nosotros esperamos que el fallo sea ajustado a derecho, porque Chile tiene una clara opinión y muy unánime en dónde están los límites.
Fallo
"Hay que esperar el fallo, porque la implementación depende del fallo", dijo la mandataria electa chilena.

Al respecto Oswaldo de Rivero dijo que si "el fallo dispone una menor concesión de ‘soberanía podría ejecutarse de inmediato, pero si se trata de una mayor, que retira del dominio marítimo chileno un buen gran trozo de mar, es probable que Chile no ejecute el fallo de inmediato". Advirtió que dentro de esta posición de no ejecución inmediata Chile puede inclusive pedirle negociar al Perú.

Asi vieron los medios el lanzamiento del UAP SAT - 1

(Aeronoticias).- Se dió el lanzamiento del Primer Satélite peruano certificado por la NASA con fines de investigación. Muchas noticias positivas para la comunidad universitaria de la Universidad Alas Peruanas, así lo vieron los medios.
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Perú. Estrategia del imperio en los años 70


Por Gustavo Espinoza M. (*)
En los años 70 del siglo pasado el mundo vivía convulsionado por la Guerra de Vietnam. El mismo escenario norteamericano parecía remecido por denuncias vinculadas unas a matanzas salvajes perpetradas por el ejército de los Estados Unidos en ese heroico país; y otras por el uso de agentes químicos y exfoliadores que contaminaban y envenenaban el aire, las aguas y hasta la vegetación, con un efecto que duraría varias generaciones.
En ese marco, América Latina adquiriría para la Casa Blanca una importancia particular. Debía ser una retaguardia segura y dócil para el Imperio en el caso de un agravamiento de una crisis signada por la “guerra fría”. Cuba era, a fines de los años sesenta, apenas una bandera enclavada en una isla y el símbolo de una dignidad a toda prueba, pero carecía de aliados firmes en un continente sometido a los dictados de Washington.
Fue allí cuando comenzó a virar la historia. En octubre de 1968 un grupo de militares patriotas liderado por el general Juan Velasco se hizo del Poder en el Perú. Dos años más tarde, en 1970, el pueblo de Chile colocaba en el gobierno al primer presidente socialista de nuestro continente, Salvador Allende. Inesperadamente, y por las rendijas, se colaba una otra experiencia: Bolivia. Juan José Torres, también valeroso uniformado, rompía los lazos que lo ataban a Yanquilandia, y marchaba por una ruta propia. La prensa “grande” hablaba ya de “los generales rojos”, y registraba la posibilidad de que extendieran su influencia en Uruguay, donde existía el Frente Amplio con Liber Seregni; Brasil con una tradición militar más bien radical que encarnó “el tenientismo” en los años 30; e incluso Argentina.   
Surgió en ese periodo una figura geométrica en el corazón de Sudamérica. La administración norteamericana la calificaría como el “triángulo rojo”, y la “peor amenaza para la democracia continental”. Para “defenderla”, el Imperio ideó su estrategia. Ella nos deja lecciones que hoy debemos tomar en cuenta porque forman parte del “acumulado” de los pueblos en la región.
Los estrategas del Pentágono, puestos ante la tarea de desmontar cualquier proceso liberador en nuestro continente, hincaron, primero, una activa campaña de prensa, unida, luego, a un proceso de infiltración y penetración en cada uno de los escenarios de la lucha así planteada. Para estos efectos, el trabajo de la CIA resultaba indispensable. El objetivo era muy concreto: minar y desestabilizar cada uno de estos procesos, hasta derribarlos; y organizar, a partir de entonces, un nuevo modelo de dominación basado en las recetas  de los “Chicago boys”, que no fueron sino precursores avanzados del esquema neoliberal que adquiriría fuerza poco más tarde.
Pero la táctica tenía una peculiaridad: atacar a estos gobiernos no solamente desde posiciones de derecha, como ya lo venía haciendo, sino desde “la izquierda”. Esto les permitía cuestionar el rol patriótico impulsado en cada país, y esconder propósitos, encubriéndolos tras una fraseología “radical”.
Una mirada a vuelo de pájaro sobre el territorio amenazado permitió a Washington darse cuenta de que de los regímenes progresistas instalados en esta región, el más débil era el boliviano. Derribar a Juan José Torres le resultaba fácil por varias razones: pocos antecedentes positivos en la fuerza armada, desconfianza de la población civil después del asesinato del “Che”, precariedad de convicciones por parte del núcleo militar. Una tarde bastaba para acabar con eso.  Y así ocurrió.
Más pronto de lo previsto, en efecto, una recomposición de posiciones en el interior de las fuerzas armadas del país altiplánico  permitió demostrar que el general Torres estaba virtualmente aislado, que nadie lo secundaba en el generalato y que su respaldo ciudadano era insuficiente. Echarlo era fácil. Y así lo hicieron en junio de 1971.
Lo de Chile era más complejo, pero no había elección. En el país del sur lo que había era un masivo apoyo popular al gobierno de Allende, pero no capacidad de confrontación a niveles más altos. Se requería, entonces, organizar, a la sombra de la estructura militar, un golpe que diera al traste con todo lo existente. Para tornarlo victorioso se requería una represión desenfrenada e inmisericorde. Y así se hizo. Fue el sangriento 11 de septiembre del 73, que estremeció al mundo y se proyectó en el tiempo.
En el Perú, la cosa era más complicada porque no se trataba de un proceso rutinario sino de una experiencia inédita. Pretender el derrocamiento de Velasco y fracasar en el intento podría ser fatal para el Imperio. Incluso, matar a Velasco —como se buscó en su momento— resultaba oneroso. Y es que no era Velasco, sino la Fuerza Armada el objetivo. Si Velasco caía o moría, podrían surgir nuevos “Velascos” en la fuerza armada peruana, e incluso crecer como una metástasis ese proceso extendiéndose rápidamente a otros países de la región. Después de todo, la Fuerza Armada no era cualquier cosa. Un golpe a ella podría desencadenar una hecatombe para la dominación yanqui en el Perú y América.  Acosarla, de hecho, era jugar con fuego.
Desmantelar el proceso peruano era articular una operación delicada. Requería actuar con la misma destreza con la que se desactivaba una bomba de alto poder explosivo: pieza por pieza y con extremo cuidado.
Por eso buscó, primero, desacreditar a Velasco presentándolo como un militar grosero, inculto y torpón, incapaz de dirigir el país. Luego, introducir una cuña en el interior de la Fuerza Armada, contraponiendo en primera instancia a cada una de las armas: el ejército, la marina y la fuerza aérea. Después, engendrar rivalidades en el ámbito castrense alentando en unos la vanidad nunca dormida y en otros la ambición siempre despierta. Cuando eso asomaba ya casi concretado, intentaron —desgraciadamente con éxito— amagar la unidad del núcleo militar efectivo dividiéndolos entre “La Misión” y “El Equipo” y hasta romper el lazo que unía a Velasco con los coroneles que lo acompañaron el 68. Todo eso, promoviendo a ruptura del binomio Pueblo-Fuerza Armada, tan laboriosamente construido. Para todos esos efectos, la campaña anticomunista y la ofensiva contra la CGTP y la izquierda que respaldaba los cambios era decisiva.
Una vez desplazado Velasco —agosto del 75—, vino la segunda etapa de la estrategia: impedir que se repita la experiencia. Para eso era indispensable cambiar da raíz a la Fuerza Armada eliminando todo vestigio progresista en su seno. No bastaba depurar, había que transformar la institución castrense. Se dio inicio, entonces, a un proceso que anidó tres propósitos: Levantar una amenaza inmensa que intimidara a la sociedad peruana y desprestigiara el ideal socialista; golpear a los trabajadores y al pueblo para neutralizar la voluntad de la población; y fascistizar a la Fuerza Armada en todos sus niveles.
Para el primer propósito, Sendero Luminoso jugó un rol decisivo. Existente como una pequeña estructura terrorista, fue amplificada como una organización capaz de volar torres de alta tensión, fabricar coches-bomba, dinamitar edificios, apagar ciudades, tomar aldeas, secuestrar personas, cometer crímenes masivos, sembrar terror desenfrenado. Y todo eso en nombre del “socialismo”, con la hoz y el martillo como símbolo y el membrete del PCP.
En ese esquema, muchos de los atentados y acciones terroristas atribuidas a Sendero Luminoso fueron obra directa de la Fuerza Armada. Y esa ejecutoria se extendió a las masacres consumadas contra las poblaciones campesinas en el interior del país. Ellas, adjudicadas al “terrorismo”, no fueron sino viles matanzas efectuadas por una fuerza armada en proceso de fascistización.
En “los años de la violencia” —sobre todo entre 1980 y el año 2000— se consumó todo tipo de violaciones a los derechos humanos: desapariciones forzadas, privaciones ilegales de la libertad, ejecuciones extrajudiciales, tortura institucionalizada y habilitación de centros clandestinos de reclusión fueron la nota predominante en un periodo en el que cada año un promedio de 600 mil peruanos fueron detenidos y violentados. Con esa política, lograron paralizar el cuerpo social e impedir una respuesta a los latrocinios consumados contra el pueblo. Y el proceso de fascistización de la fuerza armada coronó esos esfuerzos. 12,000 oficiales fueron enviados a las aldeas para torturar, matar, violar y saquear, bajo el pretexto de “combatir la subversión”.
El tinglado de terror así montado tenía un propósito: imponer el modelo neoliberal tanto en el plano económico como social. La dictadura de Fujimori fue el instrumento decisivo para ese efecto.
Esa fue la estrategia del Imperio en los años 70 ¿Tiene algún parecido con la que se impulsa hoy para dar al traste con el precario y frágil proceso peruano? Saque Ud. mismo sus conclusiones.
(*) Del Colectivo de Dirección de Nuestra Bandera

La vuelta al mundo de Pedro Paulet

pedro pauletPor Álvaro Mejía*
La vuelta al mundo de Pedro Paulet es un recorrido por la fascinante vida de este genio multifacético (Arequipa, 1874-Buenos Aires, 1945). Estadista, científico y artista, Paulet fue el sabio que descubrió los principios de la astronáutica en la Francia de Julio Verne y quien rechazó una oferta para fabricar misiles de guerra para los nazis, con el fin de poner sus estudios al servicio del país que amó e imaginó grande, el Perú.
domingo, 22 de diciembre de 2013

El misterio del señor Paulet
¿Qué pasó con Pedro Paulet cuando fue diplomático peruano en Buenos Aires desde 1941 hasta que murió en 1945? Al entrecruzar las ideas que propone en sus publicaciones, con hechos históricos bastante conocidos y conversaciones con testigos y expertos, una hipótesis atrevida emergió hace años. Ha pasado el tiempo y no ha cambiado, sino que se ha ido fortaleciendo. Y, por su complejidad, hemos preferido expresarla en forma de cuento. El que esperamos absuelva preguntas y, si no, abra otras para llegar a la verdad.
Agradecemos a los amigos que leyeron el texto previamente y nos dejaron valiosos consejos: David Blanco, Daniel Salvo, Pepe Güich, César Túpac Yupanqui y el ingeniero Luis Rojas.
Esperamos, sinceramente, vuestra opinión. Gracias adelantadas.

El misterio del señor Paulet
En el televisor en blanco y negro, un hombre caminaba sobre la Luna. Todos contuvimos el aliento. Hasta yo, que desde niño sabía que un día sería verdad. Recordé entonces al abuelo, mirando la invitación al cóctel. “Señor Pedro Paulet y señora”, decía el sobre. Salir en un diario de alto tiraje había funcionado. Releyó la entrevista que le había hecho Crítica. “Hace 40 años un Peruano, Precursor de la Moderna Aeronavegación, inventó el Avión sin Hélices”.
Era abril, 1944. El abuelo llevaba dos años y medio como Consejero Comercial de la Embajada Peruana en Buenos Aires. Perón tenía dos meses como Ministro de Guerra. Era seguro que estaría en el cóctel. El abuelo, que nunca salía de noche, iría esta vez.
—¡Un jet! ¡¿Y por qué guardar cuarenta años ese invento maravilloso?! —preguntó el coronel argentino.
—Demasiado adelantado para su tiempo quizá —dijo el abuelo, con modestia.
No le dijo que cuando quiso crear una industria peruana, imitando el modelo alemán, colisionó con la Misión Militar Francesa, que quería importar aeroplanos de su país. En Chile, había una Misión Militar Alemana. Pese a los ecos de la guerra franco-prusiana, él no ocultaba su admiración por todo lo alemán. Quién diría que en 1928, a los cincuentaitrés años, científicos de la Sociedad Astronáutica Alemana celebrarían su invento. Así conoció a Wernher von Braun.
—¡¿El de las bombas volantes?! ¡Un genio! —exclamó Perón.
El abuelo asintió. El adolescente von Braun quedó fascinado cuando supo que el abuelo había conocido a Julio Verne. Admiraba su motor y le hacía toda clase de preguntas. Un día, sin embargo, desapareció. El abuelo se fue de Cónsul a Yokohama sin saber nada de su amigo. Hasta diez años después. En 1942, Alemania bombardeó Londres con los misiles V-2. Von Braun salía así de la clandestinidad. Entonces se vio que usaba motores-cohete como los del abuelo.
Días después, un auto se detuvo a la entrada de un café. El abuelo subió. Si se descubría lo que estaba por hacer, lo acusarían de alta traición. En la Segunda Guerra Mundial, el Perú era de los Aliados. Argentina era neutral pero todos sabían que se inclinaba hacia el Eje.
El auto se detuvo en el inmenso jardín de una casa de campo. Lo condujeron al interior, donde Perón y sus asesores científicos esperaban. Después de los saludos, el abuelo desplegó unos papeles amarillentos que llevaba siempre bajo la ropa, los únicos ejemplares de los planos de su Avión Torpedo y de su motor-cohete.
—Y entonces, usted propone una industria aeronáutica sudamericana… —dijo Perón.
—Más que eso —dijo el abuelo, extrayendo otro plano, esta vez de Sudamérica—. Un gran bloque continental. Argentina le está dando la pelea a Estados Unidos por el liderazgo en América.
—Con bastante sacrificio. Están presionando duro los gringos —se lamentó Perón.
—“La política del buen vecino” —ironizó el abuelo—. ¿Qué tal un tren desde el Callao, pasando por La Paz, hasta el puerto de Buenos Aires? Traería productos de Estados Unidos, México, Panamá, Colombia, Ecuador, Perú; llevaría de vuelta productos de acá —dijo trazando una línea imaginaria con su dedo.
—¡Y Chile queda off side! —se rio Perón, dando un golpe en la mesa.
—Argentina saldría al Pacífico; Perú, al Atlántico… El Perú es el socio que necesitan.
Perón lo miró serio. Estados Unidos y Argentina, los dos países formados por migrantes, estaban peleando el liderazgo en América. El plan del abuelo era demencialmente revolucionario.
—¿Su gobierno sabe de esto?
—No oficialmente —se demoró en responder el abuelo.
El Presidente Prado había enviado con esa misión al Embajador, general Benavides, un militar filoprusiano que le había entregado la presidencia después de haber construido importantes carreteras y obras de irrigación. Prado prometió completar su obra e industrializar el país, construyendo una siderúrgica. “Con aceros especiales”, decía el abuelo, “¿quién podría parar una industria continental?”.
“Voy si me llevo a Paulet”, dijo Benavides. El abuelo sabía que era una misión riesgosa. No es que creyera en los nazis. Ni en el comunismo ni en el capitalismo. Aceptó para hacer realidad el bloque continental. Era 1941.
Pero vino el ataque a Pearl Harbor. Estados Unidos necesitaba cubrirse las espaldas. Hizo que casi toda Latinoamérica, incluido el Perú, declarara la guerra al Eje. Argentina y Brasil se resistieron. Estados Unidos endureció la presión. Argentina aguantó firme. Brasil aceptó la siderúrgica que le ofrecieron. Prado necesitaba divisas y paralizó la nuestra. Hasta aceptó enviar a los japoneses a campos de concentración norteamericanos.
El abuelo no le contó que a mamá, que era japonesa, le cambiaron el apellido por uno chino para salir de Lima a Buenos Aires, con papá y nosotros. El abuelo le debía eso a Prado. Tampoco le dijo que, con el apuro, papá, el mayor de sus hijos y su secretario, abandonó su motor-cohete. Irónicamente, en un corralón de la Avenida Argentina. Confiaba en construir otro. En el Perú, no había las condiciones; aquí sí.
En los días que siguieron, el abuelo entró en contacto con los mejores científicos argentinos y otros alemanes que habían huido de la guerra, refugiándose aquí. Pensó que había encontrado su lugar. Se sentía como el niño que fue, corriendo libre en la campiña de Arequipa, lanzando cohetes de carrizo cada vez más y más grandes, tomando nota de sus experimentos, proyectando llegar a la Luna, como había soñado con los libros de Verne.
Y ahí me pierdo. No había pasado un año cuando los diarios anunciaron que había muerto en la Embajada, con su carta de jubilación en la mano. ¿Un hombre como él desplomándose con esa noticia?
Hasta hoy no entiendo. ¿O sí? Dos meses después, Argentina, exhausta por tanta presión, le declaraba la guerra al Eje. Dos meses más y Von Braun y su equipo se entregaban a las fuerzas norteamericanas mientras Alemania se rendía.
Crecí viendo pasar las cosas que el abuelo había anticipado; los jets rompiendo la barrera del sonido, Argentina y su propio jet, un bloque europeo del carbón y el acero, el Sputnik… Y otras que no: von Braun, pasando de genocida a dirigir el Proyecto Apolo; el Perú, esforzándose por borrar su nombre… Y cada una me recordaba esa conversación que espié: el abuelo diciéndole a papá y mamá que tuvieran cuidado, le habían robado algo. ¿Los planos? ¿Escuché bien? El abuelo murió y papá y mamá nunca quisieron contarme.
Un día, von Braun le dedicó dos párrafos imprecisos en un libro. En el Perú, algunos celebraron mientras se preguntaban por qué nadie les había hablado de él. Después lo olvidaron. El día del hombre en la Luna, nadie lo mencionó.
Hace poco, enterramos a mamá. Papá se fue hace tiempo. Nosotros seguimos aquí, con este apellido que no es nuestro. Sin atrevernos a contarle a nadie. Pero leí que Estados Unidos prepara motores como el del abuelo para ir a Marte. “Estaba adelantado dos siglos”, pensé. Y sonreí, recordando al hombre que caminaba en la Luna. En el televisor en blanco y negro, el abuelo sonrió.
Álvaro Mejía
Huánuco, noviembre de 2013

                           Todo sigue igual o peor
En el Perú es muy mal visto todo aquel que proponga ferrocarriles, industrialización o investigación científica, porque eso significaría invertir dinero en educación e investigación científica y cambiar el paradigma de país exportador primario que tan cómodo resulta para los planes de los corruptos que dirigen el país.
Si hoy aparece un científico o inventor con algo valioso, se burlan de él y lo mandan a pasear de ministerio en ministerio, de corrupto en corrupto, hasta que se cansa. Eso hicieron con Pedro Paulet y es lo que siempre se hace.

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NASA Lanza Satélite Peruano UAP SAT-1




La NASA puso en órbita el satélite experimental peruano UAP SAT-1 desde sus plataformas en el centro de lanzamiento espacial Wallops, en el estado deVirginia.

Virginia. La misión del UAP SAT-1, aparato que tiene forma de una caja, será recolectar información sobre el clima en el espacio y lo monitorearán desde un centro de control en la Tierra, aunque no se descarta que le asignen otros trabajos de investigación científica.
El satélite, el primero de procedencia peruana que lanza laNASA, ha cumplido todos los estándares y requisitos exigidos para su lanzamiento al espacio.
El satélite, forrado por delgadas capas de vidrio oscuro y con menos de un kilogramo de peso, tuvo en su tramo final de armado y despegue la labor de seis ingenieros peruanos de la UAP.

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