domingo, 27 de noviembre de 2011

Tarapacá es y será una permanente escuela de enseñanza


Por Capitán de Ingeniería Eloy Villacrez

Batalla de Tarapacá en la que el invasor chileno fue ampliamente derrotado. Puede leer los pormenores de la derrota de los genocidas del sur en “Victoria en Tarapacá: Belisario Suárez iba adelante en su ágil caballo blanco. Era el punto de mira de todo el ejército, electrizado por el ejemplo”.

Día de gloria, como es el 27 de noviembre de 1879, nos invita a recordar las enseñanzas que nos dejó esa batalla. Éramos tres mil hombres, sin caballería, ni artillería, ni menos ingeniería. Las fuerzas chilenas comandadas por el general Escala eran cinco mil hombres. Escala consideraba que la destrucción de nuestro ejército sería una tarea fácil. Estábamos agotados, sin pertrechos y no había lugar para la retirada. No imaginó que nuestras tropas tenían esa tradición guerrera de antaño, demostrada en todas las batallas y estaban comandadas por Bolognesi, Cáceres, Pastor Dávila y otros dignos patriotas. Demostramos nuestra superioridad humana y vencimos.

Ante el mundo dimos una demostración de arrojo, valor, patriotismo y entrega. Hoy recordamos con gratitud y con un reconocimiento a nuestros infantes, que con su grandeza cimentaron el concepto de nación, dejándonos de herencia la consolidación de la patria invisible que hay en nosotros, como herederos de las glorias ancestrales, desde hace cinco mil años. Eso somos los peruanos: la simbiosis más selecta de lo que la humanidad logró en esta parte de América.

La agresión británica con sus peones de alquiler chilenos no pudo doblegar el espíritu guerrero de nuestros compatriotas en esa tragedia que fue 1879-1883. En ese siglo descuidamos nuestra defensa, exactamente como hoy. Ahora tenemos un soldado en la presidencia. Tiene la obligación de crear la doctrina defensiva y hablar con sus letras completas que el país agresor quiere volver a ser Chile. Esta vez no está Inglaterra detrás; son los Estados Unidos, el país que es el principal proveedor bélico de las Fuerzas Armadas Chilenas.

Por nuestra parte, como bien lo expresó el comandante Julio del Carpio Gallegos, dentro de su permanente preocupación patriótica, muchos políticos siguen apostando por la antipatria. Las medidas y conductas adoptadas por ellos en los últimos treinta años lo demuestran:

1. Negar recursos para la repotenciación de las Fuerzas Armadas del Perú.

2. Cancelar la compra de armamento disuasivo, propiciando el desarme unilateral.

3. Retrasar inexplicablemente la firma del convenio con la Federación Rusa para la repotenciación de aeronaves y tanques.

4. Desactivación del Sistema de Inteligencia.

5. Recorte del Presupuesto de las Fuerzas Armadas, atentando contra el aprestamiento de nuestras fuerzas, su equipamiento, capacitación, vestuario, mantenimiento, racionamiento, remuneraciones, etc.

6. Judicialización, de los miembros de las Fuerzas Armadas, en un amedrentamiento sicológico, por haber combatido a la subversión y al narcotráfico.

7. Impedir el incremento del Fondo de Defensa con el aporte de las sobreganancias mineras.

8. Abandono de la seguridad social para la familia militar, minando su moral, entre otras.

Hoy, en el siglo XXI, estamos exactamente como estuvimos en el siglo XIX, por obra de los políticos de siempre. Estamos sin capacidad de respuesta cuando Chile se niegue a reconocer nuestros derechos sobre el mar tacneño y moqueguano. Creemos que Humala fue advertido en ese sentido por Obama en Hawái. La condición yanqui para una neutralidad estadounidense habría sido que el Perú deje operar a su transnacional Newmont en la mina Conga. Esa mina de oro es la más grande del mundo y puede fácilmente y en corto plazo duplicar su producción, lo cual garantizaría al dólar como moneda de intercambio mundial, en caso de que ingrese China con su moneda al mercado. El diario La Primera de Lima se compró el pleito, publicó algo, pero al no ser su línea, esta postura quedó como interrogante.

Tarapacá debe hacernos reflexionar para comprender de lo que somos capaces, porque el destino futuro de las generaciones depende de lo que hagamos o dejemos de hacer hoy. En nuestros corazones siempre existirán Tarapacás. Siempre existirá la victoria sobre la adversidad y el derrotismo.

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Batalla de Tarapacá, los sirvientes de Chile evitan resaltarla



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