martes, 23 de noviembre de 2010

El hombre y su arma

Frank G. Tinker


Desde tiempos antiguos en que los hombres se han enfrentado en guerras, se ha desarrollado una asociación psicológica del combatiente respecto del arma con la que sale a luchar. El soldado va al combate con lo que su sociedad organizada puede darle. La sociedad confía en sus defensores armados, y éstos necesariamente deben confiar en su propia disposición a la lucha, en la calidad y utilidad del arma que tienen y en el tino y destreza de sus jefes.


En tiempos actuales de gran desarrollo tecnológico y científico aplicado a las armas, éstas tienen significado especial para el combatiente que las emplea. Esto se presenta con más claridad cuando el hombre de guerra pelea movido por una causa política, ideológica o religiosa. En Afganistán, por ejemplo, en la guerra de resistencia de los talibanes contra la invasión de los EE. UU. y la OTAN, los guerrilleros confían por igual en la protección de Dios que invocan antes de entrar en combate y en la eficacia de sus armas, el fusil de asalto AKM1 y la bazuca, que les sirve de artillería móvil y también como arma antihelicópteros. Imbuidos de esta doble convicción se enfrentan sin temor a ejércitos muy poderosos y están seguros de que terminarán expulsando a los intrusos (algo muy probable).

Francisco Franco


Guerra Civil Española
El año 1936 salió en España elegido democráticamente un gobierno republicano, que se proponía resolver los graves problemas sociales que aquejaban a España de siglos atrás. Este gobierno contaba con el apoyo de las centrales sindicales, campesinos y partidos de izquierda y anarquistas.

Como el programa de reformas del gobierno republicano tocaba intereses de terratenientes y de la Iglesia Católica, esta oposición tomó forma de insurrección de derecha, encabezada por el general Francisco Franco, que ganó a su lado una mayoría de oficiales de experiencia, y además contó desde el principio con el apoyo político y material (armas) de los dictadores Adolfo Hitler y Benito Mussolini.

Al estallar la revuelta en 1936, el gobierno democráticamente elegido tenía menos oficiales de alto rango que los rebeldes de Francisco Franco. Por esta razón, la República Española recurrió a la formación de milicias populares y aceptó la ayuda de voluntarios izquierdistas y libertarios de muchos países del mundo, que según países o idiomas se agruparon formando las Brigadas Internacionales2. Así, en el caso de las fuerzas de tierra el problema no era muy grave, había cómo enfrentar la situación. Muchos de los integrantes de las Brigadas Internacionales —de entre 35 y 40 años de edad— habían combatido en la primera Guerra Mundial (1914-1918).

Frank G. Tinker
En lo concerniente al arma aérea la situación era crítica para el gobierno de la República Española. Tenía menos oficiales que los rebeldes y muchos menos aviones, que no podían contrarrestar el mayor número de aeronaves de combate que los alemanes e italianos ponían a disposición del general golpista. Así, en los primeros meses de la contienda, los rebeldes de derecha gozaban de clara superioridad aérea. Ninguna democracia occidental quiso ayudar a la República Española, no entendían realmente el peligro que Hitler y Mussolini representaban para el mundo.

El único país que aceptó vender equipo militar a la República Española fue la Unión Soviética, que con el envío de los cazas biplanos Polikárpov I-15 dio un respiro a las fuerzas de la República, que hasta entonces eran atacadas impunemente por los aviones italianos y alemanes.

Dada la urgencia del caso, al comienzo los rusos enviaron sus aviones con pilotos y todo (como ya estaban haciendo alemanes e italianos), porque el adiestramiento de aviadores españoles iba a tomar un tiempo. Esto motivó que la República Española, mientras sus jóvenes pilotos aprendiesen a volar y combatir, recurriera a la contratación de aviadores extranjeros, con un premio por cada avión derribado.

Polikárpov I-16

Uno de esos aviadores contratados fue el estadounidense Frank G. Tinker, que había adquirido experiencia de vuelo en la aviación naval de los EE. UU., de la cual salió por causas disciplinarias. Tinker viajó a España, se registró en la Fuerza Aérea de la República Española, necesitó poco entrenamiento para volar los I-15 y pronto destacó por su valor y efectividad. Transcurridos más meses de la guerra, los rusos enviaron a España el Polikárpov I-16, el avión más avanzado del mundo en esa fecha, que era monoplano3 y entre otras características técnicas tenía el primer tren de aterrizaje retractable.

El carácter del hombre
El conflicto interno de España casi desde el comienzo adquirió carácter de guerra internacional, por la ayuda que recibían ambos bandos. Tanto Rusia como Alemania probaban en España lo mejor de su armamento, y así en 1937 llegan de Alemania los aviones caza monoplanos Messerschmitt Bf-109, que barriendo con todo avión ruso que les salía al frente tendrían muy destacada actuación poco tiempo después, en la Segunda Guerra Mundial.

Messerschmitt Bf-109


Hemos mencionado que los rusos habían enviado como primicia tecnológica el Polikárpov I-16, avión difícil de volar para quien lo tomase como primer avión, pero no tanto para quienes habían volado el biplano Polikárpov I-15, del cual el monoplano I-16 era una evolución. Sucedió que cuando llegaron a España los primeros I-16, para volarlo los comandantes rusos seleccionaron a los mejores pilotos españoles y extranjeros contratados que estaban familiarizados con el mencionado biplano.

En una charla introductoria, los rusos explicaban a los pilotos elegidos las bondades del flamante monoplano —que realmente era una novedad—, pero Tinker, ante el disgusto de los expositores, puso la nota disonante al decir que él sabía volar ese avión. Los rusos tomaron esto como una burla o un desafío, pero el estadounidense les aseguró que no tendría ningún inconveniente en volarlo, porque para él era algo conocido. ¿Qué pasó, en verdad?,¿era una tomadura de pelo o un acto de soberbia de Tinker?

No. Sucede que externamente el biplano I-15 se parecía mucho al avión Boeing F4B de los estadounidenses, y consecuentemente Tinker estaba seguro de que el I-15 y su derivado el I-16 eran sólo una copia del Boeing (en realidad, pese a semejanzas externas, eran aviones diferentes). Añádase a esto que la prensa internacional también había caído en la confusión e informaba que en el bando republicano estaban combatiendo los Boeing yanquis, algo que las embajadas estadounidenses desmentían, y con razón.

Con la seguridad y autoestima que le daba el ser ciudadano de un gran país, Tinker trataba como sus iguales a los comandantes rusos. Y lo más sorprendente es que cuando le tocó enfrentar al temible Bf-109 —que era desde todo punto de vista superior al ruso I-16—, Tinker lo hizo sin el menor asomo de miedo e incluso derribó dos de esos aparatos alemanes, lo que lo convirtió en el primer aviador estadounidense que puso fuera de combate al Bf-109.


Combatiendo al mando de un I-16, este aviador estadounidense se sentía invencible y más si —desde su errónea percepción— volaba un avión que él consideraba originado en su país. Es posible que los pilotos e ingenieros rusos sí percibieran la superioridad del Bf-109, pero no el aviador yanqui. Tanto es así, que en su libro de memorias de guerra Some still live (‘Algunos todavía están vivos’) declara que le hubiese gustado volar el ágil caza italiano Fiat CR-32, avión por el que manifestaba su admiración. Para él los Bf-109 no eran nada del otro mundo, los había derribado, con lo que acumuló ocho derribos rigurosamente comprobados, que contribuyeron a convertirlo en as (status que se consigue derribando un mínimo de cinco aviones enemigos).

Fiat CR-32

Frank G. Tinker es el único aviador estadounidense que combatió en una escuadrilla bajo el mando de un comandante ruso, el primero y único que —por sus reconocidas habilidades y coraje— tuvo el mando de una escuadrilla de colegas rusos; y también, como hemos señalado, fue el primer americano que derribó los Bf-109.
Ernest Hemingway


Habiendo combatido intensamente de enero a julio de 1937 —la guerra duraría de 1936 a 1939—,Tinker pidió su baja y tuvo problemas para regresar a su país, que mantenía una cierta hostilidad contra el gobierno de la República Española, pese a que en la península ibérica personas de todos los países habían comprendido a tiempo el carácter genocida de los fascistas alemanes e italianos. La intervención de su amigo el escritor Ernest Hemingway le permitió superar las trabas que la burocracia de las embajadas yanquis ponía a este incomprendido personaje —mercenario para unos, idealista para otros—, que al poco tiempo de retornar a su país se suicidó.
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1 O también llamado AK47, en otras partes.

2 Los combatientes ingleses, estadounidenses y canadienses formaron la Brigada Abraham Lincoln, en la que también, como en otras Brigadas Internacionales que peleaban en España, había judíos.

3 La Guerra Civil Española fue la antesala de la Segunda Guerra Mundial, y en ella se produjo claramente la transición de aviones biplanos a monoplanos.

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